Seychelles es un archipiélago rocoso como se ve en casi todas sus playas. De Mahé se vuela o se navega a la isla elegida.
El gobierno de las islas ha conservado varias de las mismas como un santuario ecológico, como por ejemplo Bird Island. Solamente se pueden visitar con guía, en determinados días de la semana y con un número limitado de personas cada vez. Los pájaros son especialmente confiados porque nunca han sufrido agresiones humanas, así que se mantienen tranquilamente posados en arbustos o en el suelo al alcance de la mano. Otros habitantes son más exoticos, como estas tortugas gigantes que superan, nos dijo el guía, los cien años de edad. 
Después de unos días volamos en Air Seychelles para llegar al archipiélago de Maldivas. El aeropuerto está en una isla solamente utilizada para ese fin. De allí a la capital, Malé, las personas se trasladan en boat taxis ... La isla capital es pequeña y totalmente edificada. Allí vimos el mercado de atún azul más importante del Indico.
Al día siguiente, por aerotaxi, a la isla de Kanuhura, donde funciona uno de los hoteles de la cadena One and Only. Al igual que muchas islas pequeñas, la nuestra estaba exclusivamente ocupada por este hotel. La isla tiene unos 3000 metros de largo por 300 de ancho y ofrece cabañas sobre la playa o sobre pilotes.
Sushi al mediodía ... 
Llevarnos pan del restaurante para tentar a los peces era una de las atracciones imperdibles. En las playas internas del atolón era posible hacerlo caminando desde la orilla. En el sector externo íbamos en botes de mediano porte y hacíamos snorkeling acompañados de una instructora. Del espectáculo que eran miles de peces de colores en el borde del arrecife no hubo fotos, lamentablemente ...
Con poco entusiasmo, como comprenderán, llegó el día de irnos ...
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