jueves, 28 de octubre de 2010

Corazón de Europa...

Es fácil rendirse al encanto de un país con castillos en cada peñón, arquitectura deslumbrante, buena cerveza y pueblos que parecen sacados de un cuento. De Praga a Karlovy Vary, Olomouc y más...




PRAGA.- La mejor manera de entablar una conversación en República Checa es hablar sobre hongos. Así como en la Argentina el tema comodín por excelencia es el fútbol, en este boscoso país de Europa oriental, la típica línea de introducción a una charla -sea con amigos o desconocidos- es ¿qué tal los hongos?

La recolección de trufas y champiñones silvestres, en familia y con canastita en mano, es de hecho el hobby nacional de los checos, una pasión casi comparable con la de tomar cerveza: son los mayores consumidores del mundo de esta bebida, que aquí se dice pivo y se sirve en todos lados, a toda hora.



Es difícil encasillar a este pueblo y a este país, que en rigor existe apenas desde 1993, cuando Checoslovaquia se escindió en República Checa y Eslovaquia sin derramar una gota de sangre (a diferencia de lo que sucedió con Yugoslavia, por ejemplo; a esta división pacífica se la llamó el divorcio de terciopelo). Antes de eso fue protectorado de Bohemia y Moravia, perteneció al Sacro Imperio Romano y al Imperio Austro-Húngaro, pasó por el yugo nazi y soportó 40 años de opresión comunista. Ni hablar de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y de los conflictivos años de la Contrarreforma, de las contiendas mundiales o de la Primavera de Praga, entre otras calamidades de su accidentada -y riquísima- historia.


Es un milagro, realmente, que una ciudad como Praga haya conservado prácticamente intactas la mayoría de sus construcciones, algunas tan antiguas como la iglesia románica de San Jorge, fundada en el año 920 y en cuya nave principal se conservan tumbas de la dinastía premyslida, la primera dinastía real checa.



Viaje en el tiempo
Caminar por Praga es, efectivamente, un viaje por una línea de tiempo y de estilos arquitectónicos que lo abarcan todo, desde el gótico y el rococó hasta el cubismo o el funcionalismo, pasando por el art nouveau -el checo Alfons Mucha, uno de sus máximos exponentes, cuenta con museo propio en la ciudad- o los diseños osados de Frank Gehry. Quién sino el arquitecto del Guggenheim de Bilbao podía concebir el sinuoso edificio que desafía las clásicas cúpulas y los señoriales departamentos que bordean el río Moldava. Conocido como la Casa Danzante, Ginger y Fred o, entre sus detractores, como Pata de Elefante, este ícono de la arquitectura moderna (fue concluido en 1996) puso los pelos de punta a no pocos praguenses, que hasta el día de hoy despotrican contra la inconfundible obra de la calle Ressovla.

De los años del comunismo quedan en pie construcciones meramente funcionales, mamotretos que poco agregan a la rica edificación local. Aunque una mención aparte merecen los Panelaky, especie de monoblocks prefabricados en los que viven uno de cada tres checos, en las afueras de la capital (los precios de las casas del centro se han ido a las nubes, y muy pocos praguenses pueden darse el lujo de adquirir una). No se ven en las típicas postales de Praga, pero los Panelaky son parte inconfundible de su paisaje, sobre todo desde que la Unión Europea destinó fondos para refaccionarlos y pintarlos de colores alegres. Porque solían ser grises, claro, como la mayoría de los edificios de la ciudad, que a partir de los años 90 se sometió a un impresionante lavado de cara (hasta se pasó cera a las cúpulas, que ahora brillan como nunca).

La reconstrucción, sumada al ingreso del país a la Unión Europea (2004) y al hecho de que, en comparación con Europa occidental, República Checa resulta más económica (también en parte a que aún no adoptó el euro y se maneja con coronas), desató un boom imparable de turismo. El país, de 10 millones de habitantes, recibió en 2007 9 millones de visitas (últimas cifras disponibles), con alemanes y rusos a la cabeza.

Si uno logra abstraerse de las masas de turistas que rebasan la ciudad (por todos lados se ven los guías de tours con paraguas en alto para llamar la atención de su grupo), el centro histórico de Praga resulta un paseo abarcable, y es imposible no rendirse a sus encantos. Pero Praga también puede marear a un recién llegado, que tal vez no sepa por dónde empezar y se sienta abrumado por la cantidad inagotable de recorridos, monumentos y referencias históricas.

Porque a cada paso, en cada dirección cardinal e incluso en lo alto (se dice que Praga es la ciudad de las 100 torres, pero en realidad tiene más de 500) surge un palacio, una plaza, un edificio emblemático, una placa que dice Acá se juntaban Franz Kafka, Max Brod y Albert Einstein a tocar música, un café que solía frecuentar el escritor checo (el neoclásico Café Louvre) o una calle como la que homenajea a Jan Nerudova, poeta bohemio de quien tomó su nombre Pablo Neruda.

Y uno puede estar en el corazón de Josefov, el Barrio Judío -formado por seis sinagogas y el cementerio antiguo-, con toda su carga emotiva (en las paredes de la sinagoga Pinkas, por ejemplo, están grabados los nombres de los 77.297 judíos checos asesinados en el Holocausto) y en minutos salir caminando por Pariszka, la calle de las grandes marcas y grandes precios: Vuitton, Rolex, Hermès, Prada, Moschino...



Otro mundo aparte, también, es el puente de Carlos IV, el más famoso de Europa central. Hay que armarse de paciencia para cruzarlo: son apenas 500 metros que, sin embargo, están constantemente desbordados de turistas, vendedores de artesanías, mimos, músicos y mendigos. Un mundo en constante ajetreo que se desarrolla bajo la mirada impávida de un conjunto de estatuas barrocas, y que desde 1402 une las dos mitades de la ciudad. Pero vale la pena atravesarlo: mirando en ambas direcciones regala un espectáculo único de campanarios góticos, cúpulas barrocas, fachadas renacentistas y atardeceres de película.

Carlos IV, que gobernó entre 1346 y 1378, fue un gran impulsor de las artes y las letras, y las numerosas construcciones que se levantaron durante su reinado convirtieron a Praga en la mayor ciudad de la Europa medieval. La plaza de Wenceslao, que en realidad más que un plaza es el gran centro comercial y político de la ciudad, fue por ejemplo proyectada por el monarca (hoy es un buen lugar para comer una salchicha con pepinos avinagrados en alguno de los múltiples puestos callejeros).

Ciudad dentro de una ciudad
Aunque el verdadero corazón de la capital está en Staromestská, la plaza de la Ciudad Vieja, un inmenso espacio urbano rodeado de palacios, mansiones e iglesias como la célebre Nuestra Señora de Tyn. Testigo de ejecuciones y revueltas, en la plaza también se encuentra la estatua de Jan Hus, predicador religioso que fue quemado en la hoguera por sus ideas reformistas. O el Reloj Astronómico que da la hora desde 1410 (cada hora en punto, aparecen las estatuas de los 12 apóstoles), una obra maestra de la ciencia y la técnica del gótico checo. Cuenta la leyenda que su creador, Hanus, fue dejado ciego por los gobernantes de la época para que no repitiera su obra lejos de Bohemia, aunque esto es algo difícil de comprobar.

Junto con el puente de Carlos y la plaza Staromestská, el monumento más visitado de la ciudad es el castillo de Praga, antigua residencia de los soberanos checos y actual sede presidencial.

Es una ciudad dentro de una ciudad, donde además del Palacio Real y la catedral se suceden otros palacios, una basílica románica, fortificaciones y hasta un museo del juguete. Es verdaderamente gigante; según el Guinness, es el castillo medieval más grande del mundo.



Desde sus alturas se puede bajar caminando hasta Mala Strana, barrio cool con cafecitos, hoteles boutique y tiendas de antigüedades.

Pero como toda ciudad importante, Praga también tiene sus sitios tranquilos, alejados del turismo masivo y de las tiendas de suvenires. Hay que salirse de las arterias principales y lanzarse a descubrir calles alternativas, tabernas escondidas, galerías de arte, parques o clubes de jazz (los hay, y muchos). Tomarse el tranvía, que por sólo 24 coronas (un euro) atraviesa la ciudad siguiendo el curso del río Moldava. Hacer una parada en un bar, pedirse una pivo, un plato de cerdo con knedliky (bolas hechas de pan o papa; atención que éste no es el país más indicado para vegetarianos) y absorber el ambiente. Y si el checo no fuera tan pero tan complicado, seguramente se podría participar de la conversación de la mesa de al lado. En una de esas, quién sabe, se esté hablando de la recolección de hongos del fin de semana.

Por Teresa Bausili para La Nación, octubre de 2010.

martes, 26 de octubre de 2010

Feria Internacional de Turismo en La Rural

El próximo fin de semana, Thennat Travel estará en La Rural junto a toda la oferta turística de la Argentina y el resto del mundo, para planificar y concretar las próximas vacaciones....



Las puertas de la Rural se abrirán de par en par el próximo fin de semana con la inauguración de la 15ª edición de la Feria Internacional de Turismo de América latina, como no podía ser de otra manera, la FIT del Bicentenario.

Como sucede año tras año, la gran feria de turismo, que se realizará entre el sábado próximo y el martes siguiente, sigue en crecimiento, siempre con nuevas propuestas.

La gran novedad de este año es que los visitantes no sólo podrán planificar las vacaciones, sino también concretarlas: se podrá comprar paquetes turísticos con promociones especiales.

"Habrá un área específica en la parte final del pabellón Internacional con 60 o 70 escritorios con agencias minoristas invitadas por los operadores para que comercialicen sus productos, y que funcionará sólo sábado y domingo, días que abre al público en general", comenta Enrique Pepino, director ejecutivo de la FIT, en conferencia de prensa.

"Esta vuelta incorporará un Pink Corner, como tiene la ITB de Berlín, muy de la mano de la nueva legislación del matrimonio homosexual, con propuestas para la comunidad gay", aporta Ricardo Roza, presidente de la FIT.

También se sumará un sector tecnológico, con compañías de centros de reservas y back office.

Este año, los números turísticos son auspiciosos para la Argentina: "Esperamos terminar 2010 con cerca de cinco millones de visitantes, cifra récord", según Carlos Enrique Meyer, ministro de Turismo.

Además agregó que en las últimas vacaciones de invierno el crecimiento en el mercado doméstico fue del 20 por ciento. Y que seguirá creciendo, sobre todo con los proyectos de nuevos feriados y feriados puente.

La feria, organizada por la Asociación Argentina de Agencias de Viaje y Turismo y la Asociación de Agencias de Viajes de Buenos Aires ocupará toda la superficie cubierta de la Rural (42.000 m2) y contará con 1800 expositores que invitarán a viajar por la Argentina y el resto del mundo.

DATOS UTILES

Cuándo: sábado y domingo próximos. Lunes 1° y martes 2, sólo para profesionales del sector turístico.
.Dónde: Predio Ferial La Rural de Buenos Aires.
.Horario: sábado y domingo, de 15 a 22. Lunes y martes, de 10 a 19.
.Entrada: $ 20.
Fuente: La Nación, octubre de 2010

viernes, 22 de octubre de 2010

Cuál será mi asiento.... cuestión del Destino??

¿Por qué no hiciste el Web check-in? , pregunta con enojo la voz de la conciencia cuando uno llega al aeropuerto y descubre que tiene el asiento asignado, que por supuesto no es el mejor. Ahora que gran parte de los viajeros se registra de antemano por Internet, soñar con obtener una buena ubicación directamente en los mostradores hace reír (por dentro) hasta a los empleados de la aerolínea. Si hay filas de cinco asientos, seguramente nos tocará en el medio, y si queda libre un pasillo, estará justo al lado del baño.



Una buena butaca puede ser el comienzo de un gran viaje. O al revés: volar muy incómodo deriva en perder tiempo en el destino, ya que uno llega doblado y necesitará unas horas para recobrar energías. Por eso adelantarse tiene sus privilegios. Sobre todo para los más organizados, que eligen la butaca al realizar la compra o hacen el check-in apenas se habilita esa posibilidad en la Web. Para ellos, especialmente, hay páginas repletas de consejos. Una de las mejores es Seatguru.com

Desde este espacio virtual se pueden conocer las mejores ubicaciones de un avión, según información actualizada de más de cien aerolíneas. El gurú del asiento ofrece ingresar directamente el número de un vuelo para mostrar en pantalla las ventajas y desventajas de sus butacas. Así, yo descubrí, por ejemplo, que me convenía cambiar el 39E que tenía asignado en un vuelo -a Miami por American Airlines- por un 41D, que de casualidad quedaba disponible.

Si bien los dos estaban al fondo de la nave (la zona más ruidosa y de mayor movimiento) y no eran pasillo ni ventana , la diferencia aparecía en la cantidad de espacio. La explicación del sitio fue convincente: la fila tiene cuatro asientos en lugar de cinco y más lugar para estirar las piernas. Además, cuenta con doble apoyabrazos de cada lado, de manera de evitar la pequeña disputa que todo insomne en vuelo tiene con sus vecinos. Tratándose de un viaje nocturno, repleto y de nueve horas, el cambio resultó fundamental.

La variable más influyente a la hora de elegir una aerolínea es el precio del pasaje, seguida por las escalas y los horarios. Pero no son pocos los viajeros que toman la decisión según el servicio a bordo o el espacio entre los asientos. El gurú, para ellos, también tiene comparaciones.

Algo parecido presenta www.bestplaneseat.com , donde se puede conocer la disposición de las hileras mediante la marca y el modelo de cada avión. Se busca en los Boeing y los Airbus, según la configuración de cada aerolínea; tiene información de unas veinte empresas. También cumplen con esta función los sitios www.seatmaestro.com y www.seatexpert.com , que incluyen una interesante sección de preguntas y respuestas (una buena es cómo elegir asientos en un viaje en familia ).

Hay otros especialistas dedicados al mundillo de los vuelos. En www.independenttraveler.com recomiendan, en su Top10 de consejos para elegir asiento, pagar los 10 o 20 dólares adicionales que ofrecen algunas aerolíneas para ubicarse en las salidas de emergencia o en la primera fila de cada cabina.

Aunque ambas opciones requieren de una atención especial. En la primera, además de estar físicamente en condiciones de viajar junto al cartel de Exit (algo imprescindible) hay que fijarse cuáles son las poltronas que se reclinan y cuáles no. En el caso de las primeras filas, un buen aporte aparece en www.seatplans.com/choosing-your-seat : "Usted conseguirá probablemente más espacio para las piernas, pero considere que es allí donde los bebes viajan a menudo en cunas, y ninguna cantidad de espacio adicional compensa a un bebe ruidoso en un vuelo nocturno. También, cerciórese de no sentarse en la fila ubicada delante del tabique hermético (que separa las cabinas), ya que su asiento puede ser fijo o casi fijo".

Los que viajan en las clases privilegiadas no suelen tener estos problemas, pero los gurúes no se olvidan de ellos: todas estas páginas recomiendan asientos también en sus sectores. Y la mayoría coincide en algunos tips , entre ellos: ubicarse en el frente del avión, donde se sienten menos las turbulencias y el servicio de comida llega antes; elegir ventanilla en un vuelo nocturno; volver a preguntar por asientos libres en la puerta de abordaje, ante algún faltazo de último momento, y utilizar todo el encanto posible cuando uno desea realizar un cambio: si se presenta con malos modos, volará rodeado de criaturas incansables.

Publicado por Martín Wain, La Nacion on line. Octubre de 2010.

jueves, 21 de octubre de 2010

Patagonia Austral... la Ruta de Darwin

Crónica de un viaje por las gélidas aguas del fin del mundo, siguiendo las huellas del naturalista inglés Charles Darwin. Desde Ushuaia hacia la Patagonia chilena a bordo de un crucero de expedición que atraviesa el canal de Beagle, el estrecho de Magallanes y el mítico cabo de Hornos, entre glaciares y fiordos.






Ushuaia luce espléndida desde la cubierta, aun con el manto de niebla que cubre la ciudad. La brisa del fin del mundo acompaña el vuelo de las gaviotas que revolotean alrededor de la embarcación, hasta que el estruendo del claxon rompe el silencio reinante y anuncia la partida. Nos internamos en el canal de Beagle, rumbo sur, hacia el mítico cabo de Hornos.

Es hora de las presentaciones de rigor: el capitán y la tripulación del Vía Australis –uno de los cruceros de expedición que realiza la travesía desde Ushuaia a Punta Arenas, en Chile– nos dan la bienvenida a bordo. Son alrededor de las nueve y media de la noche ¿o de la tarde? y por las ventanillas del salón comedor entra una luz que desorienta. Es que por estas latitudes el atardecer se hace rogar. En la hoja de ruta está marcada la hora exacta de la puesta del sol para las 21.55, y del amanecer para las 04.53.

La noche es movidita, y durante ese breve lapso de oscuridad despertamos de un sobresalto: la embarcación se sacude violentamente. Entramos en mar abierto camino al primer destino en este itinerario de tres noches. El cabo de Hornos es el punto más austral del mundo antes de la Antártida, y le ha quitado el sueño a más de un explorador, comenzando por Charles Darwin, el naturalista inglés que hace 150 años cambió el rumbo de la ciencia con sus ideas acerca de la evolución de las especies.

Darwin recorrió estos pagos australes entre 1833 y 1834, a bordo de la fragata HMS Beagle, capitaneada por el experto Robert Fitz Roy, y es aquí donde comenzó a desarrollar sus revolucionarias teorías mediante la observación de especies para él exóticas de la Patagonia. Hoy en día, el mismo derrotero del naturalista y otros intrépidos exploradores y corsarios de antaño se puede realizar a bordo de navíos seguros y confortables, a años luz de los que navegaron Fernando de Magallanes, William Drake o el propio Darwin, quienes arriesgaban todo contra viento y marea en aquellos viajes por la geografía indómita de una Patagonia virgen.




En el fiordo Alacalufe, se abordan los zodiacs para llegar al pie del glaciar Nena.
EL CABO MAS TEMIDO “Su atención por favor, estimados pasajeros: nos estamos aproximando al cabo de Hornos. Si las condiciones climáticas lo permiten, el desembarco será a las siete. El desayuno para madrugadores está servido en el salón Yámana”, anuncia la voz de una tripulante por los altoparlantes.

Son las seis, hay que levantarse, vestirse con un montón de ropa abrigadísima, sumarle el chaleco salvavidas, y aguardar hasta que el capitán decida si es posible o no desembarcar en el cabo. Darwin lo intentó y no pudo; el clima le jugó una mala pasada y su sueño de poner un pie allí quedó trunco. Así plasmó su profundo desencanto en el diario de viaje: “Parece que el cabo de Hornos exige que le paguemos tributo, y antes de cerrar la noche nos envía una espantosa tempestad” y al aproximarnos de nuevo a tierra al día siguiente, percibimos este famoso promontorio, envuelto en brumas y rodeado de un verdadero huracán de viento y agua. Inmensas nubes oscurecen el cielo, las sacudidas del viento y granizo nos asedian con tan ruda violencia que el capitán decide guarecerse en el abra Wigwam, un excelente puertecillo situado a poca distancia, y allí echamos el ancla precisamente el día de Nochebuena”.

En la cubierta, el viento helado contribuye al difícil despertar. Está nublado, y los guías de expedición se alejan en los botes zodiac hacia la escarpada costa para determinar si pisaremos la leyenda o no. Vuelven con buenas noticias: vamos a desembarcar.

Bajar no es nada fácil; el agua está a cuatro grados y caerse no es recomendable. El hombre que hace las veces de barman a bordo aguarda enfundado en un traje de neoprene y sumergido hasta el cuello para sostener los botes. El oleaje es fuerte y el descenso requiere una técnica repetida una y otra vez por los guías, que ayudan a sostener a cada pasajero.

Luego hay que subir una escalera de 160 peldaños que parece sin fin. Pero qué importa, ya estamos en cabo firme. Este lugar fue descubierto en 1616 por una expedición holandesa organizada por Isaac Le Maire, y declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en junio de 2005. Es un punto estratégico donde las aguas del Atlántico y el Pacífico se chocan y se funden, formando enormes olas que en tiempos remotos hicieron naufragar, sin dejar rastro alguno, a varios navegantes que se aventuraban en estos mares.

El viento sacude con violencia y se hace extremadamente difícil andar. Comienza a granizar y hay que caminar de espaldas para que las piedras no lastimen el rostro. Recorremos una larga pasarela de madera rumbo al monumento al cabo de Hornos, la escultura de hierro de un albatros –ave insignia de los hombres de mar– inaugurada en el año 1992 por iniciativa de la sección chilena de la cofradía de los “Cap Horniers” (la asociación que reúne a los capitanes que al mando de un barco hayan cruzado el meridiano del cabo de Hornos). Las ráfagas, de más de 30 nudos (70 kilómetros por hora), apenas permiten sacar las cámaras y arriesgar una instantánea bajo la célebre obra de arte.

En punta Espolón, al otro lado de la isla, se encuentra el faro más austral del planeta. Allí, en medio de la desolación reinante, vive una familia chilena –con televisión e Internet satelital– que tiene a su cargo tareas de control de tráfico, una oficina postal y la venta de souvenirs.


El crucero Vía Australis navega por las heladas aguas del extremo sur.
EL NATURALISTA Y LOS ABORIGENES Por la tarde, luego de una interesante charla acerca de Darwin en Patagonia, en la que el guía Rodrigo Fuentes repasa exhaustivamente la actividad del científico en el mismo sitio donde navegamos, desembarcamos en bahía Wulaia. Es un hermoso sitio, rodeado de leyendas sobre el que fue uno de los más grandes asentamientos de pueblos originarios de la región, el mismo en donde el naturalista inglés tuvo contacto con los yámanas por primera vez. Nómades y canoeros, las tribus subsistían gracias a la pesca y la caza de lobos marinos, mientras sus mujeres se arrojaban a las gélidas aguas completamente desnudas a bucear en busca de moluscos. Se embadurnaban el cuerpo con grasa y aceite de lobo o ballenas para protegerse del frío, aunque también se cubrían con pieles de animales.

Durante su viaje anterior, Fitz Roy había llevado cuatro nativos a Inglaterra en un intento por “civilizarlos”. Les dieron los nombres de York Minster, Fuegia Basket, Jemmy Button y Boat Memory. El “objetivo”, en parte, fue logrado mientras vivieron en suelo inglés. Aprendieron el idioma, fueron evangelizados, se vistieron a la usanza local y llegaron a tomar el té con los reyes. Pero de vuelta en Tierra del Fuego recuperaron sus viejas costumbres, como la de andar desnudos, y desaparecieron entre los suyos sin dejar rastro alguno.

La primera impresión que tuvo Darwin al observarlos de regreso en su hábitat fue de espanto, al punto que les dedicó una brutal descripción en su bitácora: “En verdad que nunca había visto criaturas más abyectas y miserables. En la costa oriental llevan capas de guanaco, y en la occidental se cubren con pieles de foca... Estos desgraciados salvajes tienen el cuerpo achaparrado, el rostro deforme, cubierto de pintura blanca, la piel sucia y grasienta, los cabellos enmarañados, la voz discordante y los gestos violentos. Cuando se los ve cuesta trabajo creer que son seres humanos, habitantes del mismo mundo que nosotros”. Tiempo después, sin embargo, el científico se retractaría.

El clima cambia repentinamente por estas latitudes, y la tarde se presenta un tanto más soleada y agradable que la hostil mañana. El desembarco en la bahía es más simple que en el cabo. Una vieja casona, que fue el hogar de una familia granjera hasta principios de siglo XX, es hoy un centro de interpretación.

Hay dos alternativas para recorrer este paraje donde reina el bosque magallánico, poblado de lengas, coihues, canelos y helechos, y sobrevolado por una gran cantidad de albatros, cormoranes y gaviotas: aventurarse en un trekking hasta lo más alto, donde se obtiene una hermosa panorámica y se puede llegar a observar una pareja de castores en su castorera, o disfrutar de una caminata más suave por la costa. Como broche final de la visita, un whisky con verdadero hielo glaciar bajo un bondadoso sol austral.

El monumento al cabo de Hornos, donde las aguas del Atlántico y el Pacífico se chocan.
RUMBO A LOS GLACIARES Navegando nuevamente por el estrecho canal de Beagle, donde el oleaje es mucho menor, la segunda noche se presenta más serena y el sueño más fácil de conciliar. No es necesario madrugar, ya que solo desembarcaremos por la tarde, pero la actividad a bordo no cesa: una charla sobre el estrecho de Magallanes, una clase de nudos marineros y una introducción al vino chileno por parte del maître amenizan la mañana.

Pasado el mediodía, el Vía Australis se interna en el Seno Chico, que lleva hacia el punto de un nuevo desembarco, la entrada del fiordo Alacalufe. Abordamos los zodiacs para llegar al pie de los imponentes glaciares Piloto y Nena. El agua está llena de bloques de hielo a la deriva y Rodrigo, el guía, se esfuerza en recogerlos para abastecer el bar.

A medida que nos adentramos en el fiordo, varios cormoranes que anidan en sus paredones de piedra revolotean alrededor. Llevan comida para sus pichones, que están aprendiendo a volar. Los botes se estacionan a pocos metros de los imponentes y milenarios glaciares, probablemente destinados a desaparecer a causa del calentamiento global, aunque algunos científicos sostienen que su lenta extinción es parte de un ciclo natural.

Cada tanto suceden pequeños desprendimientos. Los guías piden calma para poder escuchar, justamente, los sonidos del silencio, tan abrumador como la impresión que causa estar en este rincón de fría belleza. Un rato después, volvemos a bordo. Por la noche somos agasajados con una suculenta cena de despedida, con centolla, congrio y otras delicias marinas. Más tarde habrá un brindis y el tradicional remate de la carta de navegación original.

La isla Magdalena, hogar de una colonia de unos 85.000 pingüinos de Magallanes.
LA ISLA DE LOS PINGÜINOS El Vía Australis surca el estrecho de Magallanes rumbo a Punta Arenas, destino final de esta travesía. Según indica el itinerario, el sol despuntará en el horizonte a las 4.53. Este cronista se ve en la obligación de presenciar al menos un amanecer en el fin del mundo y está de pie en la cubierta a las 4.30 de la mañana, tiritando de frío. El esfuerzo vale la pena, un sol amarillo furioso surge en el horizonte austral.

A las 6.00, la voz del oficial de turno invita gentilmente a un café y a asistir a las instrucciones pertinentes para el descenso. El último sitio por visitar es la isla Magdalena, hogar de una colonia de unos 85.000 pingüinos de Magallanes, además de gran cantidad de cormoranes, caiquenes, skúas, gaviotas, carancas, palomas antárticas y bandurrias.

La isla está protegida por la Corporación Nacional Forestal, encargada de velar por la vida animal y silvestre en territorio chileno. El cielo está limpio, de un celeste intenso, y desde el crucero se divisa el faro rojo y blanco donde funciona un centro de interpretación ambiental, rodeado de miles de pingüinos que se ven como pequeños puntitos negros.

Otra vez abordar los zodiacs, vientito en la cara, el agua helada que salpica cada tanto. En un breve lapso estamos con los pies en tierra firme, cara a cara con estas entrañables aves que visten de frac. Nos explican que pueden estresarse si hay demasiada cercanía, pero no parecen muy preocupados por la presencia humana mientras caminamos entre ellos dentro de su territorio. Algunos juguetean entre sí, parecen cortejarse; otros se refugian en sus nidos y cuidan celosamente de sus crías y huevos del acecho de las temibles skúas, atentas a cualquier descuido. Y otros tantos caminan con su modo tan particular y simpático, bamboleándose a un lado y otro.

Los guías comienzan a llamar: es hora de volver a la embarcación, Punta Arenas está cerca y hay horario marcado para llegar. Desde el barco avistamos los coloridos techos de la ciudad continental más austral del globo. La travesía por los intrincados canales patagónicos y sus paisajes de ensueño llega a su fin, dejando atrás la senda marítima que hace 150 años sirvió de inspiración a Darwin para una de las teorías científicas más revolucionarias de la historia
Por Guido Piotrkowski para Página 12, octubre de 2010

miércoles, 20 de octubre de 2010

Salta: Camino al cielo en el Tren de las Nubes...

El mundialmente famoso Tren a las Nubes ofrece nuevos servicios en su espectacular itinerario, desde la capital salteña a San Antonio de los Cobres.






Hace frío en la estación de trenes de la ciudad de Salta. Son las 7 de la mañana y un guarda anuncia la inmediata partida, en un intento por poner fin a la ansiedad de los pasajeros. Enseguida, un silbato quiebra el silencio y el Tren a las Nubes empieza a avanzar lentamente hacia la Puna, mientras dos niños saludan desde el andén casi vacío.

Es uno de los trenes de alta montaña más famosos del mundo. Recorre 217 km hasta San Antonio de los Cobres , ascendiendo hasta más de 4.200 m, tras atravesar 29 puentes, 21 túneles y 13 viaductos. En el trayecto de unas siete horas de ida, sortea también dos rulos y dos zigzag, diseñados para trepar laderas muy empinadas. Luego de cruzar el río Arenales, el tren atraviesa el Valle de Lerma , rodeado a un lado y otro de campos cultivados y fincas señoriales. El camino empieza a ascender, primero muy suavemente y luego en forma apenas más pronunciada, hasta llegar a Campo Quijano , en la desembocadura de la Quebrada del Toro .

El tren ofrece ahora combinar el viaje con una visita al Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM). Hasta el 30 de noviembre, la compra de un pasaje es premiada con una entrada al museo, para conocer los “Niños del Llullaillaco”, las momias incas mejor conservadas del mundo. Además, junto con la entrada del MAAM se entrega un pase para el teleférico que sube hasta la cima del cerro San Bernardo.

En Campo Quijano, un monumento recuerda al ingeniero estadounidense Richard Maury, quien en 1921 inició las obras del Tren a las Nubes. El recorrido completo fue programado hasta el paso de Socompa, en la frontera con Chile. Suena el silbato del tren, para honrar la memoria del norteamericano. Casi a 1.600 m de altura, poco después de pasar por El Alisal , el tren sortea el primer zigzag, que le permite trepar algo más de 300 m. Poco después de dejar atrás la estación Chorrillos , otro zigzag lleva las vías más allá de los 2.100 metros de altura.

Más adelante, las vías describen un ascenso en espiral para ascender una larga cuesta, rodeando la ladera como una serpiente. El rulo facilita el ascenso del tren hasta 3.300 m, poco antes de llegar al paraje Diego de Almagro. Los primeros efectos del apunamiento se empiezan sentir en algunos viajeros y los medicamentos pasan de mano en mano, para mitigar el dolor de cabeza.

Ya en plena Puna, el tren acelera. Cruza el Abra del Muñano al mediodía y al comienzo de la tarde llega a San Antonio de los Cobres, un pueblo con clara herencia de culturas prehispánicas. Desde allí, el tren inicia el último tramo del camino, ascendiendo sobre las montañas hasta llegar al Viaducto La Polvorilla. Construido en la década del 30, este puente de hierro tiene una altura de 63 m. Luego, el Tren a las Nubes recorre los últimos pasos del trayecto de ida y pega la vuelta hacia San Antonio de los Cobres, ahora en descenso. Es momento de volver a atravesar la Puna, las estaciones olvidadas, los túneles y las mágicas quebradas.

Por Carlos W. Albertoni para Clarín, octubre de 2010

martes, 19 de octubre de 2010

Festival de Cine de Mar del Plata de lujo....

"Somewhere", que viene de ganar el León de Oro en Venecia, marcará el inicio de la nueva edición del festival, del 13 al 20 del mes próximo.





Un arranque de lujo tendrá el Festival de Cine de Mar del Plata, que arrancará el 13 del mes próximo. El filme Somewhere, de Sofía Coppola, que se alzó con el León de Oro en Venecia, abrirá la edición de este año.

La película tiene como eje la experiencia de un actor (Stephen Dorff) que vive solo y al borde de la depresión en el hotel Chateau Marmont de Los Angeles. Hasta que su ex mujer le deja a su hija (Elle Fanning), con lo que cambian sus hábitos y se inicia una relación hasta ese momento inexistente.

El escenario de la película tiene paralelos con el del filme debut de Coppola, Perdidos en Tokio (Lost in translation). Esta fascinación por los hoteles se debe, confesó la cineasta durante el estreno del film en Venecia, a que son "umbrales", donde las personas se despojan de sus hábitos y lugares cotidianos y están receptivos a nuevas experiencias.

Somewhere, que según Coppola es "un retrato actual de la ciudad de Los Angeles", en Estados Unidos, será el plato fuerte para dar comienzo a una programación dividida en cinco competencias, retrospectivas, apartados especiales, homenajes y "work in progress" (films que se hallan en proceso de filmación). Todo entre el 13 y el 20 de noviembre.

Fuente: Clarín.com, octubre de 2010.

lunes, 18 de octubre de 2010

El Coliseo abre sus calabosos...

Por primera vez el público podrá visitar las habitaciones subterráneas ...



ROMA (Reuters).- Los calabozos subterráneos del Coliseo romano, considerado uno de los grandes logros de la arquitectura y donde los gladiadores se enzarzaban en mortales combates, se abrirán al público por primera vez la semana próxima.

Una zona superior del antiguo monumento, que había sido cerrada desde la década del setenta, también será accesible para los visitantes y ofrecerá una visión más antigua del foro de Roma, según un funcionario de alto rango del Ministerio de Cultura de Italia.

La apertura de las habitaciones subterráneas, donde los leones y tigres eran enjaulados y los gladiadores esperaban para escuchar su destino, y del tercer nivel superior del anfiteatro del año 80 d.C. son parte de la reciente restauración.

"Es la primera vez que la gente tendrá la oportunidad de ir abajo a los lugares donde los juegos y espectáculos eran organizados", dijo Rossella Rea, directora del Coliseo.

Las autoridades dijeron que la idea era también darles a los visitantes más espacio en uno de los monumentos más visitados de Italia, que en la época romana fue escenario de simulacros de batallas navales, enfrentando a los guerreros contra animales salvajes y recreando famosos combates.





Rea agregó que más de 18.000 personas visitan el anfiteatro diariamente, por lo que el hacinamiento se había convertido en un problema para los turistas. A las áreas de reciente apertura se podrá acceder a través de visitas guiadas de un máximo de 25 personas por vez.

Desde la Libitina Porta (Puerta de la Muerte), a través de la cual los cuerpos sin vida eran llevados fuera del anfiteatro, los visitantes podrán entrar en las entrañas del Coliseo.





El Coliseo, que fue visitado por 4,5 millones de personas aproximadamente en los primeros ocho meses de este año, se encuentra en un estado lamentable y antes de la reapertura de las nuevas áreas sólo el 35 por ciento del monumento era accesible para los visitantes.

A principios de 2010, luego de que cayeron trozos de argamasa, se reavivó el debate sobre la seguridad de los visitantes en el monumento y, en general, respecto del estado de los tesoros arqueológicos de Italia.

En julio, el Ministerio de Cultura informó que estaba buscando patrocinadores privados para tratar de cerrar una brecha de 25 millones de euros (32 millones de dólares) en fondos para restauración y limpieza.

Fuente: La Nación, octubre de 2010.

viernes, 15 de octubre de 2010

Salta: Qué paisaje tan extraño... Tolar Grande.

Un viaje por la Puna salteña hasta el pueblo kolla de Tolar Grande para visitar algunos de los rincones más extraños y apartados del país, como el Cono de Arita, el Salar de Arizaro y el Desierto del Diablo.



El pueblo de Tolar Grande está casi escondido en uno de los rincones más áridos –llueven 100 mm. por año–, más deshabitados –0,3 hab/km2– y más aislados de la Argentina. Se llega en un viaje de 9 horas desde la capital salteña, pasando de los verdes paisajes del valle de Lerma a la sequedad más extrema y la ausencia casi total de vida animal y vegetal. Pero esos inhóspitos paisajes tienen como contraste un colorido como quizás no haya otro en el país, un exotismo de formaciones geológicas dignas de otro planeta, y una riqueza cultural autóctona muy singular. Por eso esta travesía andina es un gran viaje en el sentido clásico del término, donde uno sale al encuentro de panoramas desconocidos y de personas con un modo de vida y creencias que tienen muy poco en común con nuestra cotidianidad.

Los atardeceres encienden de naranja las montañas.
DESDE SALTA La travesía a la Puna salteña comienza en la capital provincial por la Ruta Nacional 51, recorriendo casi todo el trayecto del Tren a las Nubes, al cual vemos pasar al costado de la ruta y cuyas vías cruzaremos varias veces. Rápidamente recorremos el valle de Lerma con sus grandiosas montañas para desembocar en la quebrada del río Toro.

En la localidad de Santa Rosa de Tastil superamos los 3000 metros y la altura comienza a latirnos en las sienes. Más adelante una tropilla de llamitas gráciles le otorga movimiento al paisaje de pastos ralos. Y de repente descubrimos en la parte baja de un valle al pueblo de San Antonio de los Cobres, rodeado de cumbres que sobrepasan los 5500 metros.

A partir de San Antonio de los Cobres entramos en la Puna, esa dura superficie plana que no se quebró al surgir los Andes y se elevó junto con ellos hasta los 3500 metros, conformando una árida altiplanicie con suaves ondulaciones.

La Ruta 51 sube hasta el abra del Alto Chorrillo, el punto más alto del viaje: 4560 metros. Ya en San Antonio la vegetación había desaparecido casi por completo, salvo por unos fragmentos amarillos de pasto puna. Pero al llegar al abra ya no queda rastro alguno de vida sobre la tierra. El chofer detiene el vehículo y descendemos a un lugar azotado por el viento para dejar una piedra en la apacheta al costado del camino, un rito kolla que garantiza un viaje seguro a los que atraviesan los Andes.

A partir de allí comenzamos a descender hasta el pueblo de Olacapato –4120 m.s.n.m.– cuyos 100 habitantes viven en casas de adobe que brotaron de la tierra alrededor de una estación de tren ya abandonada. Cuando quisimos ir al baño del único barcito del pueblo lo encontramos clausurado porque, a pesar de ser un mediodía a pleno sol, las cañerías estaban aún congeladas por la helada de la noche anterior.

Luego pasamos por el Salar de Pocitos –una planicie perfecta totalmente blanca– y la Recta de la Paciencia que atraviesa la nada. En el laberinto geológico de Los Colorados, el camino caracolea a lo largo de 20 kilómetros entre unos cerritos rojos de punta redondeada. Luego el paisaje se abre en una nueva planicie, en este caso totalmente roja: el Desierto del Diablo –no hay que olvidar que estamos en una extensión del Desierto de Atacama–, una de las cumbres de este viaje con ribetes interplanetarios, donde pareciera que el mundo que nos rodea es un planeta rojo sin indicios de vida.

La planicie del Desierto del Diablo está rodeada por cerros sedimentarios del precámbrico también rojizos, que le otorgan un aura surrealista a este paisaje bautizado así por los habitantes de Tolar Grande porque muchos aseguran haber visto allí sombras en la noche. Y ya en la década del ’40 muchos mineros vieron siluetas oscuras sentadas en una piedra llamada La Mesa. Al dejar atrás el valle rojizo pasamos sin transición a otra dimensión extrema, en este caso de una blancura absoluta que irradia del Salar del Diablo.

La última parada antes de Tolar Grande es en el Mirador del Llullaillaco, ese volcán de 6739 metros donde se encontraron tres famosas momias incas, unas vírgenes ofrendadas al sol que se pueden ver en el Museo Arqueológico de Alta Montaña (MAM) en la ciudad de Salta.

El Cono de Arita se levanta inexplicablemente en medio de una planicie de sal negra.
EL PUEBLO La historia de Tolar Grande es bastante singular comparada con otros pueblos de la Puna. En la década del 40 del siglo XX vivían allí unas 4000 personas cuya economía estaba ligada a la Mina Julia (azufre) y la Mina Arita (ónix). Para el transporte de los minerales había un tren y el pueblo estaba habitado por familias de mineros y ferroviarios. Pero en los ‘80 las minas cerraron y con ellas se fue el tren. Las cerca de mil personas que vivían en el barrio ferroviario emigraron a otros lugares y hoy se pueden ver las casas de adobe vacías. Los mineros también se fueron y hacia 1996 sólo quedaban en Tolar Grande 16 personas. El pueblo iba directo a la desaparición hasta que el gobierno provincial tomó la decisión de que no podía borrarse del mapa porque era el último lugar poblado antes de la frontera con Chile. Entonces comenzó un plan para repatriar pobladores, muchos de ellos jóvenes hijos de tolareños o simplemente pobladores de la Puna a quienes se atrajo con la oferta de recibir casa, agua y luz de manera gratuita, además de un trabajo municipal. La única condición era que fuesen kollas de la Puna. Así el pueblo comenzó a repoblarse y hoy tiene 256 habitantes.

Los habitantes de Tolar Grande son empleados del municipio, aunque ahora la economía se está reconvirtiendo hacia el turismo. Todo comenzó en 2005, cuando tocó la puerta de la municipalidad José Piu –recién recibido de licenciado en Turismo– quien le propuso al intendente llevar a cabo el plan de desarrollo turístico de su tesis de graduación. En aquel momento estaba también la alternativa minera, pero el consejo kolla se reunió con su cacique al frente, debatieron y se votó. El resultado fue “no a la minería” y se autoproclamaron “municipio turístico de aventura y comunidad kolla”.

Según nos explicó José Piu –ahora director de Turismo–, “el turismo es un complemento económico para los habitantes del pueblo, que al tener subsidiados los servicios viven sin carencias, pero de todas formas aspiran a superarse... algunos son guías, otros tienen un restaurante, reciben gente en su casa o trabajan en el refugio. A lo que apuntamos es a un turismo responsable que respete el ambiente y los modos de vida y creencias de los pobladores”.

Por decisión comunal se votó que las fiestas del pueblo que estarían abiertas al turismo serían la de la Pachamama y el ascenso ceremonial a la montaña sagrada Macón –para no más de 60 visitantes–, mientras que la fiesta patronal y el Carnaval son cerrados. Así que si alguien llama para estas dos fiestas a reservar alojamiento se le suele decir que no hay lugar. Según José Piu, la idea es que no venga gente con la postura de “ay qué lástima los collitas, mirá dónde les toca vivir..”. sino que por el contrario vean que aquí vive gente igual que ellos –con otra cultura– orgullosa de su modo de vida. En la casa de Flavio Quipildor y María Casimiro –donde nos alojamos– María me comentó mientras miraba un noticiero de Buenos Aires por DirecTV que ellos le piden mucho a la Pachamama “por ustedes los porteños, por lo mal que viven allá y por la inseguridad”.

La excursión más asombrosa que se hace desde Tolar Grande es la que llega al Cono de Arita, una pirámide casi perfecta que se levanta inexplicablemente en medio de la planicie de un salar. En el camino hacia el cono –86 km desde Tolar Grande– se atraviesa el Salar de Arizaro, cuyos 5500 km2 lo convierten en el tercero más grande del continente. A comienzos del siglo XX se creía que una pirámide tan perfecta sólo podría haber sido construida por el hombre. Pero se trata de un pequeño volcán al que le faltó fuerza para estallar y por eso nunca tuvo cráter ni echó lava. Todo a su alrededor es sal negra sacada a la superficie por antiguas corrientes subterráneas de magma. De acuerdo con los restos arqueológicos encontrados en el cono, el lugar fue un centro ceremonial anterior a la llegada de los incas.


El impresionante Desierto del Diablo, un mundo rojo de extrañas formaciones.

ENTRE DIOS Y LA PACHA Los pobladores de Tolar Grande tienen su propia religiosidad característica de los pueblos andinos. En el borde del pueblo hay una iglesia sin cura a la que casi nunca va nadie. Pero según nos cuenta José Piu, “si vos les preguntás ellos se consideran católicos, pero lo son tanto como creyentes en la Pachamama... una vez al año viene acá un cura de apellido Pagano que oficia todos los bautismos juntos. Los curas les insisten que no le recen a la Pacha, pero ellos le rezan igual”.

A la Madre Tierra se le hacen ofrendas, que pueden ser comidas y bebidas o la simple colocación de una piedra en una apacheta. También se cree mucho en los duendes, a los que se considera “almitas en pena” de niños que murieron sin bautizar, un miedo promovido por la iglesia en el pasado. Cuentan que los duendes son almas que no pueden descansar en paz y andan buscando un padrino que los bautice. Como son niños hacen travesuras y se llevan a otros niños a jugar. También suelen aparecérsele en la noche a los conductores en el asiento de atrás –los ven por el espejito– y tiran objetos para asustar a la gente o corren cosas de lugar. El más conocido de ellos habita en la escuela, que está al lado de la comisaría. Y dicen en el pueblo que más de una vez se ha caído alguna silla en la noche, y las maestras que duermen allí, al sentir ruido, llamaron a los únicos dos policías de la comisaría, quienes se negaron a ir justamente por el miedo que le tienen al duende. Flavio Quipildor –nuestro anfitrión– nos contó que una vez estaba hachando en la montaña y se le apareció uno. “Directamente me preguntó si podía ser su padrino, y yo le dije que sí; entonces salió corriendo y se escondió detrás de un arbusto de tola tola. Cuando me acerqué a ver, sólo encontré cenizas y unos huesitos.”
Por Julián Varsavsky para Página 12, octubre 2010.

Contraen matrimonio 5 parejas homosexuales por día en el país

En Setiembre, el primer mes y medio de vigencia de la ley fueron 250 las bodas; el 60%, entre hombres





Los casamientos entre personas del mismo sexo en el país van en franco crecimiento. Entre el 31 de julio (cuando comenzó a regir la nueva ley) y el 15 del actual suman 250 las parejas de ese tipo, un promedio de cinco por día, que pasaron por el Registro Civil para legalizar su unión.

La ciudad de Buenos Aires lidera el ranking de distritos con mayor número de enlaces entre homosexuales: en ese lapso se casaron 75 parejas.

En el primer mes desde que los registros civiles comenzaron a formalizar uniones entre personas del mismo sexo, fueron 120 los matrimonios consagrados en todo el país. En tan sólo 15 días de septiembre ya se habían casado 130 parejas gay, según informó a LA NACION la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Falgbt).

Son precisamente las organizaciones defensoras de los derechos de homosexuales las que relevan periódicamente esas estadísticas, pues no hay un registro oficial unificado para todo el país. La búsqueda, en todo caso, correspondería hacerla registro civil por registro civil.

Según Esteban Paulón, secretario general de la Falgbt, "era de esperar que la ciudad de Buenos Aires fuera la de mayor número de casamientos, seguida por la provincia de Buenos Aires".

El dirigente dijo que los sorprendió que, en Mendoza, una de las provincias donde hubo mayor oposición a la ley, se hayan casado nueve parejas, incluso más que en Rosario y que en Córdoba, donde el casamiento homosexual tenía mucha más aceptación.

Paulón explicó el caso de Mendoza por tratarse de una provincia donde habita un número importante de parejas homosexuales extranjeras, principalmente chilenas, que, al tener la residencia permanente allí, pudieron contraer matrimonio.

Otros datos que refleja el relevamiento es que este mes comenzó a nivelarse la proporción de parejas de lesbianas que se casan respecto de la de gays.

En agosto, de cada diez parejas homosexuales siete estaban conformadas por hombres. En la primera quincena de este mes la proporción cambió: los casamientos de parejas gay representan el 60 por ciento y los de lesbianas, el 40 por ciento.

El extremo opuesto

En el extremo opuesto se ubican dos distritos que, hasta hoy, no celebraron ningún casamiento homosexual.

"Ni en San juan ni en San Luis tenemos conocimiento de que se haya casado ninguna pareja homosexual", explicó Paulón y agregó: "Recién la semana pasada, una pareja de San Juan pidió un turno para casarse y lo harán durante la primera semana de octubre".

"En el caso de San Luis, entendemos que no hubo ese tipo de enlaces. Siempre las organizaciones locales tienen conocimiento de si se produce un acontecimiento así; más aún en provincias pequeñas", dijo el referente de la Falgbt.

Paulón también comentó que, en Salta, otra de las provincias donde mayor resistencia presentaba la ley, ya son varias las parejas que se casaron, incluso en el interior, en ciudades como Tartagal, situada 360 kilómetros al nordeste de la ciudad de Salta.

Mar del Plata, récord

El primer lugar en el ranking de casamientos homosexuales en la provincia de Buenos Aires lo ocupa la ciudad de Mar del Plata, con 13 uniones.

La siguen La Plata y su zona de influencia, con 7 casamientos, según fuentes del Registro de las Personas bonaerense. En esa entidad, indicaron que el 67 por ciento de los casamientos gay son entre hombres.

La ley que autoriza el matrimonio civil entre personas del mismo sexo fue aprobada en la madrugada del jueves 15 de julio en el Senado con 33 votos a favor y 27 en contra.

La modificación del Código Civil iguala ante la ley a las parejas gay con las heterosexuales en todos los derechos, como el de heredar, el de compartir una obra social y el de adoptar hijos en pareja.

Este último punto fue el principal cuestionamiento que recibió el proyecto, previo a su aprobación, desde diversos sectores religiosos que realizaron varias marchas a lo largo del país, incluida una multitudinaria en esta ciudad, una semana antes de la votación en la Cámara alta.

Con la aprobación de la ley, la Argentina se convirtió en el primer país de América latina en tener una norma que autorice el matrimonio entre personas del mismo sexo y en la décima nación en el mundo con ese régimen.

Con la colaboración de Pablo Morosi


QUE DICE LA NORMA

  • Artículo 172 del Código Civil: fue sustituido en su totalidad y el nuevo dice: "El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo".
  • Artículo 326 del C.C.: "El hijo adoptivo [...], en caso de que los cónyuges sean de un mismo sexo, [...] podrá llevar el apellido compuesto del cónyuge del cual tuviera el primer apellido o agregar al primero de éste el primero del otro. Si no hubiere acuerdo [...], se ordenarán alfabéticamente."
  • Artículo 8° de la ley 18.248: quedó redactado de la siguiente manera: "En caso de matrimonio entre personas del mismo sexo, será optativo para cada cónyuge añadir a su apellido el de su cónyuge, precedido por la preposición «de»".
  • Artículo 9° de la ley 18.248: fue sustituido y el nuevo dice: "Decretada la separación personal, será optativo para cada cónyuge de un matrimonio entre personas del mismo sexo llevar el apellido del otro".
  • Aplicación del C.C.: el artículo 42 de la ley establece: "Ninguna ley podrá ser interpretada en el sentido de limitar, [...] el ejercicio o goce de los mismos derechos y obligaciones, al matrimonio constituido por personas del mismo o de distinto sexo".

José María Costa para La Nación, setiembre d3 2010

jueves, 14 de octubre de 2010

Elogio a la buena vida en Zurich

Al pie de los Alpes, cosmopolita y muy elegante, cautiva con sus museos, el casco antiguo y los placeres urbanos.




Ser una de las ciudades con mejor calidad de vida del mundo no siempre equivale a ser un destino turístico interesante. Sin embargo, Zurich posee de sobra ambas cualidades: calles medievales, paisajes alpinos, un imponente centro bancario y una intensa vida cultural conviven en esta ciudad suiza que parece tenerlo todo.


Desde sus primeros días como asentamiento romano, pasando por las épocas del dominio de Carlomagno y los tiempos de la Antigua Confederación Suiza, esta región siempre supo sacar provecho de su condición mediterránea: es el camino donde todos se encuentran. Aquí es posible hallar relojes suizos, sí, pero también un jardín chino, antiguas fábricas convertidas en centros culturales, una mini réplica de una selva tropical y hasta una librería especializada en literatura latinoamericana.

Las dos orillas del Limmat

Un buen punto de partida para ubicarse es la Hauptbahnhof, la magnífica estación central desde donde salen los trenes locales e internacionales. Desde allí, siguiendo el curso del río Limmat, se despliegan los contrastes antiguos y modernos de la ciudad céntrica hasta llegar a las arboladas márgenes del lago. En la orilla izquierda del río, la Bahnhofstrasse (“calle de la estación”) ofrece un buen panorama de la Zurich financiera. Sus vidrieras de lujo, sus edificios de oficinas y las fachadas de los bancos componen un paisaje a la vez sobrio y opulento, que termina en los muelles de la Bürkli Platz, con el lago y las montañas de fondo.



Pero antes de eso, conviene desviarse por Agustinergasse, una callecita bordeada de tiendas antiguas y muchos barcitos. Al final del recorrido, la iglesia de San Pedro luce su torre adornada con un gran reloj. Detrás de ella se encuentra la abadía de Fraumünster. Su edificio data del el siglo XIII, pero el broche de oro le llegó recién en el XX, con los vitrales diseñados por Marc Chagall y Augusto Giacometti. Más obras de estos pintores (y también de Picasso y Monet, entre otros) pueden verse en el Kunsthaus Zurich (ver recuadro).
Desde Fraumünster, cruzando el puente sobre el río se llega a la catedral de Grossmünster. Con sus novecientos años de antigüedad, esta iglesia de estilo románico cumplió un papel central en la expansión de la Reforma protestante en tierras suizas, allá por el siglo XVI. Hoy por hoy, sus dos torres sirven como referencia a los viajeros: allí donde se las vea a lo lejos es posible ubicar el casco antiguo de la ciudad.

Gracias a su trazado medieval, sus peatonales, sus pequeñas tiendas, sus restaurantes, sus cafés y sus clubes nocturnos, el barrio de Niederdorf guarda un encanto propio, surgido de una combinación única entre el pasado medieval y los impulsos vanguardistas de principios del siglo XX. La atmósfera es alegre, intimista y moderna a la vez.

El rastro de los dadaístas

Entre estas coloridas fachadas, más precisamente en el “Cabaret Voltaire”, nació en 1916 el movimiento dadaísta. Carteles y alguno que otro grafiti recuerda a los visitantes que esta radical crítica a los parámetros artísticos y filosóficos de la época tuvo su epicentro aquí, en pleno corazón de Zurich, antes de extenderse hacia metrópolis como París, Berlín o Nueva York.
De regreso por el puente hacia la Bahnhofstrasse, el reloj de San Pedro marca que ya es hora de merendar. Y como tampoco es cuestión de terminar el día sin probar una de las más famosas especialidades suizas, se impone una visita a la confitería Sprüngli, cerca de la Parade Platz, para probar uno de los mejores chocolates de la región.




A pie, en tranvía o en bicicleta

En Zurich es casi un despropósito tomar un taxi o alquilar un auto. En el aeropuerto, en la estación central y en distintas boleterías en toda la ciudad se puede comprar la ZürichCard por un día o por tres, que permite usar las líneas metropolitanas de tranvía, tren, teleférico o autobús y también vale como una entrada para varios de los museos de la zona.


Otra opción para trasladarse son las bicicletas de “alquiler” gratuito, cerca de la Hauptbahnhof. La modalidad es simple: hay que dejar un documento y un depósito de 20 francos suizos. Si la bici es devuelta en el día, el servicio es gratuito. Si se la regresa al día siguiente, cuesta 10 francos suizos. Con buenos circuitos junto al río y pese a algunas cuestas algo empinadas, puede decirse que ésta es una ciudad “bike friendly”.


En los meses de verano y primavera, una buena opción recreativa se encuentra en las límpidas aguas de Zurich. Junto a las orillas, en los “badis” o balnearios, hay terrazas para tomar sol, darse un chapuzón y hasta asistir a clases de yoga. A la puesta del sol, muchos de los bares de los balnearios abren sus puertas para quienes quieran cenar, tomar una cerveza, escuchar música o mirar una película junto a la ribera.


Otra de las alternativas nocturnas es el antiguo barrio industrial, cerca de la estación ferroviaria. De un tiempo a esta parte, algunos de sus viejos edificios fabriles se convirtieron en restaurantes, galerías de arte, centros de representación teatral o clubes de jazz, reggae y hip hop. Que no serán de origen suizo pero también encuentran su lugar aquí, a la vista de los Alpes.

Por María Sol Porta para Clarín, octubre de 2010.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Historia de Viajes, hoy: Narda Lepes

Narda Lepes no solo es buena cocinera sino también una viajera neta. Descubre lugares maravillosos y se apropia de sus aromas, sabores e historias...






Me falta viajar a países de fuerte identidad gastronómica como Noruega, Rusia o la India, pero si tuviera que preparar y servir una mesa imaginaria con sabores del mundo, no podría faltar, por ejemplo, la paella que hacía mi abuela. Pero tampoco ese lomo salteado con papas a la huancaína que disfruté alguna vez en la bella e histórica ciudad de Lima. La papa peruana tiene un sabor especial, y éstas de las que hablo se presentan en bolitas de puré bañadas con una salsa cremosa hecha sobre la base de queso, galleta y ají amarillo, levemente picante. Riquísimo.

Me encantó la gastronomía que descubrí en las calles de ciudades e islas griegas sobre todo por su simpleza, que realza los sabores clásicos. Por eso en esta mesa pondría una simple chuleta de cerdo grillada, una ensalada con quesos de cabra y feta, y tomates de Santorini, esa inolvidable isla griega de tierra volcánica, de construcciones redondeadas, blancas y azules. Y ese inolvidable pulpo secado al sol, duro y salado sólo con la sal del mar ahí al lado, que pescaron hace un ratito.

También debería haber un lugar para aquellas brochettes de cordero de Marruecos, hechas en medio del desierto sólo con sal, pimienta y comino de la zona, alimonado. Súper sencillo, pero de un sabor increíble. Y le agregaría amlou , una pasta de almendras, miel y aceite de argane que se come con pan. Es cremosa y riquísima.

De España pondría un buen jamón crudo cortado muy finito, sequito, salteado, sí, pero no mucho. Y de Venezuela y de Colombia, arepas, sin dudas. Una reina pepeada venezolana, con pollo deshilachado, palta, condimentos y queso amarillo rallado. Y la versión colombiana, de choclo, está rellena con un queso al que llaman chelita o de mano. Es una especie de suero, un tanto agrio… fantástico.

También pondría algo del Tsukiji Market, el mercado de Tokio, que tiene el mejor pescado del mundo, de todas las variedades y súper fresco. Visita imperdible para los viajeros –especialmente cuando subastan los atunes–, aquí hay, además, unas sopas y comidas de texturas impresionantes. Dan ganas de ir probando todo, puesto por puesto, aunque sean las 5 de la mañana. Las sopas se preparan con una concepción distinta a la nuestra: la sopa es una base a la que le agregan verduras, carnes, mariscos como si fueran fideos. Son súper sabrosas.



Vietnam también me impresionó y, pese al calor, nunca me sentí mejor físicamente que los días que pasé allí, porque se come sano; muchas cosas crudas, o salteadas con muy poco aceite. Zanahorias, nabos, pepinos, distintos tipos de hojas, hierbas frescas y mucha fruta. También sopa de caldo de hueso –de pollo, carne, pescado–, que alimenta mucho y es una gran fuente de proteínas fáciles de digerir. Para saciar al glotón que todos llevamos dentro, también comen platos fritos, crocantes, de mucha textura. Mucho arroz, fideos de arroz, y nada de lácteos. El cuerpo lo agradece.

Esta mesa que estoy imaginando debería incluir, claro, aceites de oliva de España, Grecia, Italia y también de la Argentina. Tampoco podría faltar un buen bife de nuestra carne; a la parrilla, con buena sal y verduras de Mendoza. Para el postre, ananá brasileña, natural, bien madura o cualquier fruta tropical, también bien madura. O un strudel. Un inmejorable final para esta mesa imaginaria.
Fuente: Clarín.com

martes, 12 de octubre de 2010

Los Valles Calchaquíes, también en Catamarca...

Los viajeros suelen desconocer esta región que se destaca por la cultura de sus pueblos originarios, las empanadas con pimentón y las hilanderías...





SANTA MARIA (Catamarca).- Cuando los turistas porteños deciden emprender viaje a los Valles Calchaquíes suelen detenerse en las provincias de Salta, donde están Cafayate y Cachi, y de Tucumán, con Amaicha del Valle y las ruinas de Quilmes. Muchos desconocen que allí radica una triple frontera en la que también está Catamarca, con la ciudad de Santa María del Yokavil y sus alrededores.

Se puede llegar a Santa María -cuyo nombre designa a la cultura originaria de toda la zona, incluidas las de las provincias vecinas- desde Cafayate, por un trayecto de ripio de la ruta 40. También se puede acceder desde Amaicha, por el asfalto de la 17. En este caso se entrará a la ciudad del valle del Yokavil por un ampuloso arco y se verá una estatua de la Pachamama, embarazada, pese a que muchos lugareños representan a la Madre Tierra como una anciana.

Antes de adentrarse en el poblado conviene parar en Cabramarca, establecimiento fundado por un alemán que produce quesos y dulce de leche a partir de la leche de cabra. Allí se pueden comprar productos más baratos que los que se ofrecen de la misma marca en las góndolas de algunos supermercados de Buenos Aires.

Para los que no quieran dormir en Santa María, a cinco kilómetros del monumento a la Pachamama está El Puesto, con alguna estancia que aloja entre corrales de llamas y cerca del río Santa María o el camping del Sol. Quien, en cambio, quiera meterse en la ciudad, de 10.000 habitantes, se encontrará por la calle Esquiú con el telar del Suriara y más adelante con la plaza principal, la Belgrano, que no es tan turística como la de Cafayate, pero ofrece a su alrededor algunos hoteles y restaurantes como El Colonial. Allí, sobre la plaza está la iglesia principal, la moderna Nuestra Señora de la Candelaria. En la parroquia se pueden adquirir libros como Cristianismo e interculturalidad , que coordinó el sacerdote agustino José Demetrio Jiménez, y que ayudará a comprender un poco el collage de culturas y religiones que se produjo a partir de la llegada de los españoles a estas tierras de diaguitas, dominados aquel entonces por los incas. Enfrente de la iglesia, un local ofrece artesanías y tapices del artista local Ricardo Yapura.

En una esquina de la plaza, una visita imperdible: el Museo Antropológico Eric Boman. Allí se apreciará la cerámica típica de los pueblos originarios, con figuras de suris, víboras, ranas, cruces, flechas y chamanes. Los diaguitas eran, además, grandes hilanderos, trenzadores, tejedores, trabajadores del metal, tallistas en piedra y madera. Cerca de Santa María se pueden visitar sitios arqueológicos.

Antes de entrar a la ciudad por la 40, desde Cafayate, están los sitios de Fuerte Quemado y Cerro Pintado, en Las Mojarras. Después de Santa María, siempre por la ruta 40, está el pueblo de San José, con el sitio de Loma Rica de Shiquimil. En la plaza central de San José se puede visitar, además, el santuario de San Roque -lo recomendable es ir el 16 de agosto, cuando los lugareños saludan con sus pañuelos a San Roquito- y comer una docena de empanadas muy ricas enfrente, en el bar El Encuentro, por 16 pesos. Están bien condimentadas por el pimentón típico del lugar.


Santa María ofrece un clima seco, soleado, a veces con viento y polvo. Está rodeado de montañas y sierras de siete colores o más. Su río, el Santa María, sólo lleva mucho caudal en verano, en tiempo de deshielo en la zona de donde nace, la sierra del Cajón.

Sobre la ruta 40, en Santa María, el visitante podrá probar la cerveza artesanal de la ciudad. La produce otro alemán, Bernardo, que explica su técnica y ofrece sus botellas de Ruta 40 en versiones rubia, roja, negra o de trigo. Sobre la misma carretera, rumbo a San José, se puede visitar la Bodega San María de la Vid, propiedad de los agustinos y cuyas utilidades se destinan a fines sociales. Más adelante, doña Pascuaza y Ramón Alvarez ofrecen masas, vinos y licores regionales.

Recuperar el arte perdido
Otra opción es partir hacia el sur de Santa María por la ruta provincial 39 para otra visita imperdible: la cooperativa de hilanderas y tejedoras Tinku Kamayu, en Lampacito. Margarita Ramírez de Moreno y otras mujeres del lugar decidieron hacerle frente a la crisis de 2001 recuperando el arte perdido de sus antepasados. Quien las visite puede comprarse alguna prenda de lana de llama u oveja, ovillos y tapices, y escuchar tal vez alguna copla. En Lampacito, el viajero podrá ver desde la ruta una casa que era de los misioneros jesuitas o la capilla de Santo Domingo de Guzmán.

Por la ruta 40 hacia el sur se encuentra Punta de Balasto, con su pequeño museo que exhibe piezas de los diaguitas. Para los aventureros que vayan en 4x4 se recomienda seguir más allá y doblar a la derecha por la 118 para visitar San Antonio del Cajón. Otras opciones son ir de paseo a Andalhuala o Caspinchango, o contratar travesías en camioneta o cabalgatas en Fuerte Quemado.

Por Alejandro Rebossio para La Nacion, octubre de 2010.

jueves, 7 de octubre de 2010

Entre Ríos y los cazadores de las piedras perdidas..

A orillas del río Uruguay es posible descubrir ágatas, jaspes y otras piedras que encierran verdaderos tesoros naturales. Un safari en 4x4 enseña a descubrirlas e interpretarlas...




Las tardes benignas del invierno entrerriano son una invitación tradicional al descanso y el disfrute termal. Pero las orillas del río Uruguay tienen mucho más para ofrecer, y despiertan con su inesperada riqueza geológica el instinto aventurero de cualquier explorador en potencia: para ellos, un auténtico safari en 4x4 con punto de partida en Colón se convierte en una de las mejores opciones para un fin de semana distinto, a sólo 320 kilómetros de Buenos Aires.

"Colón no tiene un imán turístico ineludible, un glaciar o unas cataratas. Pero sí un abanico de pequeñas gemas que te van ganando de a poco, como los buenos amores", dice Charlie Adamson, que desde hace muchos años enseña a los recién llegados a descubrir esas pequeñas joyas que ocultan las orillas del caudaloso Uruguay. Con él combinamos la hora de salida y empezamos a recorrer algo de la historia de esta colonia de origen suizo que tiene algunas particularidades muy propias.



"Justo José de Urquiza quiso aquí una diagramación distinta. Rompió con algunas de las reglas de las típicas ciudades coloniales hispanas: por empezar, el ancho de las calles. Según el modelo colonial español, las calles deben medir siete varas, es decir 13 metros de ancho. El dictaminó que en Colón la calle más angosta mediría 17. Es la razón por la cual aquí tenemos la impresión de tener más oxígeno, más libertad. Y también rompió otra regla, la orientación de las calles -que deben ir de Norte a Sur y de Este a Oeste-, pero él giró el mapa 45° y así logró que en la ciudad todos los frentes de las casas tengan sol en algún momento del día."

A la vuelta estamos dispuestos a comprobarlo. Pero ahora, subidos a un trepidante 4x4 que parece un híbrido de Indiana Jones con una coctelera, estamos listos para iniciar el safari desafiando los terrenos irregulares que nos llevan hasta el río.

De volcanes, frutas y piedras
A pesar del ruido del vehículo, la voz de Charlie se abre paso con claridad para explicar que toda la arena de la zona es rica en silicio, un agente petrificador que desde tiempos inmemoriales aprovecharon los chacareros de la zona para detener el proceso de descomposición de las frutas y conservarlas intactas durante todo el año. "El mismo fenómeno alcanzó a los troncos de una antigua selva que fue totalmente sepultada bajo la arena, tal vez por causas parecidas a las que provocaron la extinción de los dinosaurios. Pudo haber sido una gigantesca erupción volcánica. Por eso encontramos troncos petrificados y hasta frutos, que tienen unos 65 millones de años", explica nuestro guía, a la vez que maneja con habilidad entre los desniveles de un camino vecinal de ripio, en dirección al vecino pueblo de San José.

Antes de llegar al sitio de la cacería de piedras propiamente dicha, Charlie hace un alto en un pequeño museo de piedras semipreciosas montado en la que fue su propia casa por la artesana Selva Gayol. Es la ocasión ideal para aprender a aguzar la vista y descubrir, en estantes cuidadosamente organizados, lo que la naturaleza entregará luego en forma desordenada en las orillas mismas del río.

De una auténtica caja de Pandora va saliendo una piedra tras otra, cada una más sorprendente que la anterior: un ágata con agua adentro, es decir un hidrolito ; un ágata verde que parece revelar en su corte transversal la silueta de un dinosaurio; ágatas con ojitos formados por pequeñas partículas de carbonato de calcio que reaccionaron químicamente en el momento de formarse a partir de una erupción volcánica; el antepasado ya petrificado de una ciruela; el ancestro de una palta con el carozo desprendido, pero perfectamente conservado en su interior; un jaspe cuya opacidad a la luz revela sus características más recónditas; un trozo de madera petrificada que tal vez fue contemporánea de los grandes reptiles del pasado; otro jaspe apodado surubilito por la particular textura de la superficie.



El destino en las gemas
Estos hallazgos se deben al ojo atento de Selva, durante años y años de explorar los yacimientos de piedras y cantos rodados, a su experiencia para escuchar -literalmente- el corazón de los minerales e interpretar su curioso lenguaje. "Fue así, sacudiendo una piedra al azar, como descubrí ese primer hidrolito que me hizo ver que mi destino estaba en estas gemas", cuenta la mujer mientras muestra su colección, y recuerda que durante mucho tiempo fue para sus vecinos "la loca que escuchaba las piedras".

Después del museo, la 4x4 con Charlie al volante pone rumbo a las orillas del río. Ahora es el momento de convertirse en exploradores y para eso desembarcamos sobre las montañas de canto rodado de descarte que dejó un lavadero de piedras para uso industrial, que se emplean en la fabricación del hormigón. Las demasiado grandes o demasiado pequeñas vienen a engrosar este pedregal capaz de revelar hermosos tesoros: aquí y allá van apareciendo sobre todo ágatas y jaspes pulidos por la acción incesante del agua, con interiores que no podemos ver, pero que se adivinan veteados y de preciosos colores.

Pasado de madera
De vez en cuando, una piedra revela que alguna vez fue madera, y otras muestran en su superficie irregular que hace millones de años probablemente fueron el fruto de alguna planta de la zona, o de río arriba arrastrada por las aguas...

El juego parece no tener fin y de hecho, el sol amenaza con esconderse en el horizonte cuando finalmente el improvisado grupo de exploradores -ya con varios conocimientos más en su haber que a la hora de la partida- se resigna a poner rumbo de nuevo hacia el centro de Colón. Es la hora de despedirse entonces de Charlie, que invita a volver a la ciudad para seguir descubriendo sus alrededores, sus islas y la navegación sobre el río, hasta que da por terminada la visita con unas palabras mágicas que cada uno se lleva en su recuerdo, junto con el puñado de piedras que más lo haya conquistado durante el camino.

Por Pierre Dumas para LA NACION

miércoles, 6 de octubre de 2010

Londres con cero gasto!

Muchos de los visitantes a Londres están gratamente sorprendidos al descubrir que la capital británica ofrece un número impresionante de museos totalmente gratuitos llenos de atracciones, entretenimientos y eventos. Aquí algunos tips para tener en cuenta....


Museos y Galerías

Las mejores colecciones para disfrutar a pleno se pueden encontar en los museos nacionales de manera gratuita, incluido el Museo Británico, Galería Nacional, Galería Nacional de Retratos, Tate Modern, Tate Britain, Museo de las Ciencias y Museo de Historia Natural.

Eventos

Eventos gratuitos con proyecciones de películas al aire libre, conciertos y festivales de arte esto ocurre durante todos los dias del año y los más aconsejables son: Thames Festival, el vibrante Carnaval de Notting Hill y el histórico cambio de guardia en Buckingham Palace.

Parques
Hay ocho céntricos Royal Parks, y grandes espacios abiertos, como Hampstead Heath en el norte de Londres y el bosque de Epping en las afueras, es difícil imaginar que se está en la ciudad. Además de esto hay arquitectura excepcional para disfrutar y un creciente número de puentes, pasarelas (Golden Jubilee walkway, South Bank, Thames River Path) y bicisendas para explorar.
Fuente: Visit Bitain

lunes, 4 de octubre de 2010

Turismo LGBT en Argentina y el mundo...

Los espacios gay friendly ya no son lejanos. Hay milongas queer, librerías trans, agencias especializadas y un flamante pink point, como el de Amsterdam. Mendoza y Rosario, pioneras en la diversidad.



Dos hombres bailan tango –sudados, ceñidos el uno por el otro– en una pequeña cocina. No parece que puedan ni quieran separarse. Los rodea una infinita serie de azulejos blanco-azulados. Buenos Aires nunca se vio tan hermosa y tan extraña como en la película Happy togheter (Felices juntos) del hongkonés Wong Kar Wai. Ferviente admirador de Manuel Puig y de su The Buenos Aires affair, Kar Wai filmó una crónica desgarradora de amor homosexual en la Buenos Aires de 1997. Pasaron más de diez años, y esa escena de dos hombres bailando tango no resulta tan ajena y extraña. Buenos Aires ha cambiado, casamiento gay mediante, y de una tímida ciudad gay friendly se ha convertido en una meca del turismo gay que hasta se atreve a competir con Río de Janeiro (hasta ahora, la ciudad sudamericana más visitada por la comunidad homosexual). En esta versión 2010, el turista encontrará una milonga gay donde practicar el 2x4, una librería temática, hoteles y hostels exclusivos para el segmento y una oferta variadísima a la hora de divertirse.




Espacios propios



Fue sede del Mundial de Fútbol Gay en 2007; desde su puerto, partió el crucero gay Insignia, con 700 pasajeros a bordo; fue elegida por Axel Hotels, cadena hotelera orientada al mundo homosexual, para abrir su segundo establecimiento luego del éxito del de Barcelona. Buenos Aires hace tiempo que salió del clóset y la inauguración del Pink Point Buenos Aires, primer centro de información turística especialmente diseñado para gays y lesbianas, prevista para septiembre de este año, lo confirma. Se tratará del primero en su tipo del continente y estará localizado frente a Galerías Pacífico. Allí, se brindará información sobre las agencias especializadas para el segmento, excursiones, alojamiento, diversión, gastronomía. La idea proviene de Amsterdam, donde se abrió el primer stand Pink Point durante las Olimpiadas Gay de 1998.

Bien porteña es la idea de La Marshall, milonga gay cuya consigna es poder bailar con la pareja que cada uno elija, solo en función del rol que se quiera asumir en la danza. La movida es los miércoles, desde las 22, con las clases de tango, y luego el turno de la milonga, donde predomina un ambiente amigable y distendido. La música porteña por excelencia también es la protagonista del Festival Internacional de Tango Queer Buenos Aires 2010, que en esta cuarta edición se llevará a cabo del 22 al 28 de noviembre, en el que la ciudad de Berlín será la invitada de honor. La consigna: bailar tango sin que los roles estén fijos al sexo de quienes lo practican. Desde la organización aclaran que no está exclusivamente orientado a las parejas del mismo sexo, sino a todas las personas que promuevan el respeto por la diversidad.

Otras letras, primera librería trans lésbica gay del país y de Sudamérica, es otro de los orgullos de la comunidad. Nacida como librería virtual en 2007, luego compartió espacio con el restaurante Chueca en el barrio de Monserrat e inauguró local propio en el barrio de Palermo. Allí puede encontrarse lo mejor de la narrativa gay y lesbiana, humanidades (psicología, antropología, ensayo, crítica y derecho), poesía queer, autoayuda, literatura infantil, historieta y fotografía. Sus propietarios, Aldo Fernández y Claudio Sarto, sueñan con la editorial propia.

Las agencias de viajes especializadas están a la orden del día; la mayor parte ofrece circuitos turísticos e itinerarios con acompañamiento gay y brindan buena data sobre las posibilidades recreativas y nocturnas de Buenos Aires. Otra tendencia son los departamentos orientados a este nicho creados dentro de las empresas destinadas al público heterosexual.

Privacidad, distensión y libertad son las consignas que propone La fiesta del Chavoncito, una quinta gay nudista ubicada en La Lonja, Pilar, provincia de Buenos Aires. La enorme casona con gran parque está abierta los sábados y domingo al mediodía (siempre que las condiciones climáticas lo permitan) y ofrece piscina, solárium nudista, snack bar, quincho con parrilla y música funcional.

El crucero gay Insignia arribó al puerto de Buenos Aires el 17 de febrero de 2006 y dio el puntapié inicial de lo que con los años se convertiría en una tradición. En general, los barcos que eligen el puerto porteño siguen viaje hacia Punta del Este, Florianópolis y finalizan en la brasileña Río de Janeiro. Los buques –muy lujosos– cuentan con capacidad para 1.500 pasajeros.


Hora de dormir


Al hablar de alojamiento, es fundamental distinguir aquellos lugares destinados exclusivamente a gays de los denominados gay friendly (término utilizado para referirse a lugares, individuos o instituciones que aceptan amigablemente personas LGBT –lesbianas, gays, bisexuales y trans– y los que hacen distinción por género: varones o mujeres. Con el sello de gay friendly, es posible encontrar hoteles, hostels, Bed & Breakfast, hoteles boutique y departamentos de alquiler.

Si de lujo y exclusividad se trata, primero en la lista figura Axel Hotel, que tiene sus gemelos en Barcelona (inaugurado en 2003) y Berlín (2009). El de Buenos Aires abrió sus puertas en 2007, en el barrio de San Telmo, y rápidamente se convirtió en el favorito de los gays con alto poder adquisitivo. Con 48 habitaciones, Axel seduce con sus juegos de luces, transparencias, confort y tecnología. Sus bares: Cosmo y Sky conforman uno de los lugares más cool de Buenos Aires a la hora de juntarse con amigos. Para describir su orientación, la cadena Axel inventó el término heterofriendly, pensado para el público gay, pero abierto a todo el mundo.





Open 24


Desde música electrónica hasta tango y folclore, la movida nocturna gay tiene su epicentro en Palermo, Barrio Norte, Recoleta y San Telmo. Para comenzar la noche, nada mejor que los bares pre dance, algunos orientados sólo para chicas o chicos y otros destinados a LGBT. Para seguir hasta altas horas de la madrugada, Amerika es la disco gay más grande de América latina, con capacidad para 1.900 personas y tres pistas donde bailar diferentes estilos: electrónica, latino y variada. Otras opciones son Alsina (con DJs invitados todas las noches), Contramano (la primera disco gay inaugurada en 1984) y Glam (sólo para hombres).

Más tranquila es la propuesta de Casa Brandon, un espacio que combina buena gastronomía, muestras de arte, proyección de películas y DJs invitados, en un ambiente que se destaca por su iluminación tenue y paredes pintadas de color rosa fuerte.


Ranking mundial



En Europa, las ciudades con mayor movida gay son Barcelona (cuyo epicentro se encuentra en el Eixample, denominado Gaixample por la comunidad, y donde pululan bares, saunas y discos), y Madrid (con centro en los barrios de Chueca y Lavapiés). Amsterdam tiene el orgullo de contar con el primer monumento dedicado a los homosexuales. El Homomonument se ha convertido en un centro de peregrinación para todos los gays que visitan la ciudad, y es el espacio de celebración del Festival Rose, una de las grandes citas del calendario gay holandés. En tanto, Berlín ha sido una precursora de la tolerancia hacia la comunidad homosexual durante los años 20 y elegida por escritores y artistas de esa condición de todo el mundo. En Londres, desde hace más de diez años, el ambiente gay se concentra en el Soho, cuyo núcleo es la calle Old Compton Street, aunque en los últimos años, la influencia se ha extendido hasta Covent Garden y al barrio de Vauxhall, especial para los buscadores de sensaciones fuertes.

En Estados Unidos, San Francisco y Nueva York se disputan el trono gay friendly. En la ciudad californiana, el centro de la movida es el barrio Castro, y en la Gran Manzana, el Chelsea. En América, la movida pasa por Río de Janeiro y DF, mientras que, en Oceanía, Sidney es la capital del turismo rosa.

En Asia, Osaka (Japón), Bangok (Tailandia) y Beijing pugnan por convertirse en los destinos preferidos por el turista gay.

En el Caribe, marchan primeras por su espíritu amigable St. Barth, St.Maarten-St.Martin, Puerto Rico y St. Croix (Islas Vírgenes, EE.UU.).

El turismo color de rosa ya tiene las puertas abiertas de todo el mundo.

Por Valeria Vizzón para Diario Perfil, octubre 2010.

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