jueves, 24 de diciembre de 2009
Muchas Felicidades!!
domingo, 20 de diciembre de 2009
Agua.... Por un Consumo Sustentable!
Pocas regiones del mundo gozan del privilegio natural que emana de las montañas, selvas y glaciares que forman la geografía de América Latina: el agua.
De México a Argentina, el preciado líquido cumple con creces la misión salvadora de brindar un recurso del que no goza el 50 por ciento de la población de África subsahariana (unos 314 millones de personas), mientras que en esta parte del mundo el acceso al agua potable alcanza niveles del 90 por ciento en la mayoría de países.
Sin embargo, esa buena disposición de agua no consigue calmar la sed de millones de personas que aún no reciben este recurso por distintas razones: inequidad, pobreza, corrupción y un desperdicio que sólo puede generar vergüenza.
Venezuela: situación grave
En la provincia de Buenos Aires aún hoy, en pleno siglo XXI, hay 3,5 millones de personas que no consumen agua potable, según varias organizaciones no gubernamentales. Y en Costa Rica, con 4 millones de habitantes, apenas un millón tiene alcantarillado. La principal fuente hídrica de miles de personas son los pozos subterráneos, que suelen estar contaminados por los mismos desechos orgánicos.
Venezuela vive una situación dramática de racionamientos en todo el país agravada por el pésimo estado de su infraestructura. Colombia, considerado uno de los países con mayor potencial hídrico del mundo, tiene al borde de carecer de este recurso a casi la mitad de su población, y ahora enfrenta el fenómeno de El Niño.
"Estamos con la profunda preocupación de una larga sequía", alertó al mundo el propio presidente Álvaro Uribe en su reciente visita al foro de Copenhague.
Brasil, que posee la mayor fuente de agua dulce del planeta, no vive una situación mejor: desperdicia el 40 por ciento del agua para consumo humano frente a una media internacional aceptada del 20 por ciento.
Este año, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de México, anunció que las siete represas y embalses del Sistema Cutzamala debían contar con unos 720 millones de metros cúbicos de líquido, pero ante la falta de lluvias sólo tienen 470 millones de metros cúbicos y se debe abastecer a 5,5 millones de personas, que dependen de esta infraestructura.
Menos dramática es la situación de Chile y Uruguay. Sin embargo, sobre estos países se cierne la amenaza de que, entre 2040 y 2100, habrá un aumento de las temperaturas que acelarará el derretimiento de los glaciares, en el primero de ellos; mientras que en el segundo el calentamiento global ya ha generado inundaciones, que han provocado que unos 6000 uruguayos sean evacuados desde noviembre pasado.
Problemas de salud en Perú
La mala disposición del agua genera serios problemas de salud en Perú. A ello se suma la contaminación producto de la actividad de la minería ilegal y el cultivo de plantas con fertilizantes y plaguicidas que llenan de químicos el agua de los ríos.
Aunque todavía no hay un diagnóstico real sobre el estado de los afluentes del Ecuador, se conoce que la mayoría están contaminados por las descargas directas de aguas servidas y distintos desechos industriales.
Hay un denominador común en la mayoría de países afectados por la escasez de agua o el mal manejo de ella: la inequidad y la pobreza. En Puerto Rico, el 3% de la población no recibe agua de la Autoridad de Acueductos, porque no cuentan con capacidad económica para tener los sistemas de abastos de los que se suplen.
El desequilibrio también es evidente en toda América latina con el excesivo uso de agua para cultivos y el consumo residencial ilimitado.
"En todos los sectores de la economía de Brasil, el agua es muy utilizada en particular en la irrigación, donde es muy grande el desperdicio. Se gasta mucha agua para producir poco, cuando debería ser lo contrario", advierte José Antonio Frizzone, del Instituto Nacional de Irrigación, de Brasil.
El tema hídrico ya genera distintos roces entre naciones, tal como en la actualidad sucede con la Argentina y Uruguay por la construcción de una papelera finladesa a orillas del río Uruguay, curso que comparten ambos países.
Hay que reconocer que las legislaciones en esta materia han avanzado. En varios estados el agua ha adquirido rango ministerial. En otros se endurecen normas para evitar el derroche.
Pero mientras se mantengan las condiciones de desigualdad y el agua siga siendo un bien cada vez más excluyente y no se consuma de forma sustentable, la región estará condenada a pasar de la prosperidad hídrica que brinda su paisaje a la ruina ambiental. La buena noticia es que todavía hay cómo evitarlo.
Fuente: diario La Nación, domingo 21 de Diciembre de 2009
jueves, 17 de diciembre de 2009
Un hotel siete estrellas...dónde? en Abu Dhabi
Es como en un cuento de hadas. Una lujosa ciudad adentro de otra. Es el Emirates Palace, uno de los únicos dos hoteles siete estrellas que hay en el mundo (el otro es el Burj Al Arab de Dubai) y uno de los orgullos de Abu Dhabi. Un palacio árabe que es, además, un sitio obligado de visita para los turistas, ya que está situado en el centro de la capital de los Emiratos Arabes. Porque impacta por su arquitectura y porque desde la puerta de acceso uno tiene la sensación de estar ingresando en un sueño. Donde todo brilla. Donde todo es perfecto. Donde el lujo es moneda corriente.
La recorrida por el lobby tiene su primera parada en un árbol de navidad gigante. Y ahí nomás, un restaurante. No es el único. Hay otros siete. El hotel es tan inmenso que para recorrerlo se recomienda hacerlo con los guías. Zambullirse en su interior es como entrar en un laberinto. Uno puede entrar, casi sin darse cuenta, al Palacio de Conferencia Central, el salón donde los jeques árabes cierran negocios millonarios. Es mirar para los cuatro costados y encontrarse con decoraciones de oro.
Todas las habitaciones -en total son 394- tienen su balcón o terraza individual. ¿Cuánto vale una noche en la más económica? Alrededor de 1.030 dólares. En cambio, si uno quiere hospedarse en la Grand Palace Suite, que tiene una extensión de 680 metros cuadrados, debe desembolsar una suma cercana a los 15.000 de la moneda estadounidense.
Por eso no extraña que el Emirates Palace tenga su playa privada, de 1,3 kilómetros cuadrados. Como tampoco dos piscinas de dimensiones exorbitantes. Con sus toboganes. Con sus bares en el agua. Con hidromasaje. Y para los amantes del deporte tampoco faltan actividades: hay canchas de fútbol, de tenis, gimnasios, spa. Como para no olvidarse de que se está en la misma ciudad donde se juega un torneo de fútbol con los mejores equipos del mundo.
Joaquín Finat, enviado especial a Abu Dhabi. Diario Clarin
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Cataratas del Iguazú... Aguas Colosales
La primera vez que vi la selva en la provincia de Misiones fue tras la ventanilla de un avión. Y se me presentó como un oscuro laberinto con un motivo vegetal repetido hasta el hartazgo. Allí abajo, a lo lejos, se levantaba un reino fortificado tras una muralla de árboles que se alineaban tronco a tronco hasta el infinito. Una vez en tierra, frente a las puertas de aquel reino, vi que la única forma de penetrar en él sería como por un boquete en la pared vegetal. Pero una vez adentro, descubrí que el obstáculo verde no tiene fin, condenando a los viajeros a bordear la tremenda densidad de un mundo de sombras que podría tragarlos para siempre.
Años atrás la selva era mucho más grande, aunque todavía es un gran pulmón verde cuyo centro neurálgico parece ser la descomunal Garganta del Diablo, donde desemboca gran parte del torrente de aguas de las Cataratas de Iguazú. Se las observa desde un abrupto balcón de hierro donde apenas un metro a la derecha un río suicida se arroja al vacío y revienta contra las rocas. Cuando comienzan a caer, las aguas parecen quedar suspendidas en el aire por un instante frente a la cornisa de piedra. Y después –fruto del mismo efecto visual– se desploman como en cámara lenta hacia un cataclismo descomunal. Abajo las espera el caos, las fauces sedientas de un gigante oculto entre aguas espumantes que bullen como el aceite.
En el diabólico balcón no hay mucho para hacer, y ni siquiera hay demasiado espacio para moverse. Sin embargo nadie se quiere ir. El influjo de las aguas es poderoso y una humedad absoluta impregna el ambiente con un fino rocío que acaricia el cuerpo pasmado de los viajeros.
Vista aérea de la Garganta del Diablo, unas fauces capaces de tragarse el mundo.
EL VERTIGO La noche antes de visitar la conocida garganta había estado leyendo una famosa novela de Milan Kundera y, por un azar de esos que uno prefiere no tratar de entender, me tocó leer un intrigante párrafo sobre el vértigo. Allí Kundera se preguntaba qué es el vértigo y por qué nos lo produce un mirador provisto de una valla segura. La respuesta del escritor –evocada frente a la Garganta del Diablo– es un poco inquietante para un viajero aferrado a la baranda: “El vértigo es algo diferente del miedo a la caída... significa que la profundidad que se abre delante nuestro nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados”.
Para sentir las entrañas acuáticas de la selva tomé la lancha que se interna a toda velocidad por los rápidos del río Iguazú entre dos paredes selváticas al pie de las caídas de agua. Una potente acelerada nos obligó a sujetarnos de una soga y de repente se desató un torbellino de aguas que caían de la pared más cercana. No ingresamos a la temida garganta, por supuesto, pero como consuelo tuvimos una “ducha a presión” bajo el salto Los Tres Mosqueteros. Los pasajeros gritaron –de alegría– como si llegara el fin del mundo. Y un atronador torbellino indicó que habíamos alcanzado el epicentro de una calamidad. Estábamos inmersos en una densa nube de rocío, cuando a pocos metros de nuestra embarcación la catarata explotó en ráfagas de agua que nos azotaban sin cesar. Los que más disfrutaban eran los niños y, cuando parecía que todo había terminado, dimos una larga vuelta en “U” alrededor de la isla San Martín en busca de un salto del mismo nombre, uno de los más furibundos del parque. Cuando la embarcación encaró a toda marcha hacia el centro del salto, algunos gritaron de alegría y unos pocos, de pavor. Sin tiempo para pensarlo ya estábamos adentro de una densa nube de agua. Y de repente fue como si un cuerpo de bomberos abriera sus mangueras al unísono para atacarnos a chorros en la cara. La situación era desconcertante, porque llegado cierto punto ya no se veía nada salvo el rocío blanco. Muchos pensaron que algo había fallado y estábamos perdidos dentro de la catarata. Pero no, por supuesto. Las medidas de seguridad son muy rigurosas y era sólo un juego erizante como seguramente no habrá otro, siquiera parecido, en cualquiera de las sucursales de Disneyworld.
ALA DE COLIBRI Al avanzar por la selva –a pie o en vehículo por el Parque Nacional–, uno tiene la sensación de atravesar las entrañas de un gran cuerpo viviente compuesto por millones de especies vegetales y animales entrelazadas una a la otra. El intrincado reino vegetal está muy a la vista, pero en cambio la fauna es esquiva por derecho propio. Los más visibles son los coatíes y aves como los tucanes, apenas una minoría de esa fauna rampante que nos acecha parapetada tras la muralla vegetal. Esos millares de ojos que nos miran y no podemos ver son una parte esencial de la selva que todo viajero de ley debe esforzarse por conocer si desea compenetrarse con el entorno natural de Misiones.
El rey de la selva misionera es el temido yaguareté –que no ataca al hombre sino a las vacas–, ya casi extinguido por la caza y la escasez de selva. Avistar uno es imposible salvo en algún zoológico, pero existe en cambio adentro mismo de Puerto Iguazú un rincón donde observar uno de los especímenes más coloridos y gráciles de la fauna misionera: el colibrí.
El lugar para observar los chisporroteos multicolores de los colibríes es en la casa de la familia Castillo. Se trata de una casa común con un hermoso jardín, que desde hace más de una década los Castillo decidieron abrir a los viajeros. Allí llegan todas las tardes medio centenar de colibríes a libar el agua con azúcar de unos bebederos colgados en las ramas de los árboles del Jardín de los Picaflores. Se trata de un espectáculo de gran sutileza que se repite en el jardín desde que la señora Marilene tiene memoria. Basta con sentarse en los banquitos de esta especie de jardín-zen subtropical para ver a esas refinadas joyas aladas llegar desde la selva a sabiendas de que los bebederos son más pródigos en dulzura que las flores. A veces puede haber hasta 40 picaflores al mismo tiempo. Las mágicas apariciones de plumaje brillante suceden a un metro del visitante, derivando en frenéticas persecuciones de unos a otros o en la desaparición instantánea de una veintena de colibríes cuando divisan en lo alto un gavilán al acecho.
Los colibríes pasan a toda velocidad a centímetros de la cara de las personas –acariciándolas con un vientito– quienes por reflejo corren la cabeza por miedo a chocarse con las pequeñas aves de reflejos infalibles. En Misiones existen dieciséis clases de picaflores, catorce de las cuales vienen a este jardín. Algunos de ellos son el colibrí bronceado, el corona violácea, el escamado, el garganta blanca y el esmeralda.
Una imagen casi onírica. La luz de la luna sobre las Cataratas.
POSTALES Y ALGO MAS Al viajar por la provincia de Misiones uno puede quedarse con la postal de rigor de las increíbles cataratas –que se obtiene en unos tres días– o dedicarse a recorrer a fondo esta pequeña pero sustanciosa provincia. Lo que se pierde de conocer un viajero en las clásicas y escasas 72 horas de visita es vivenciar la selva desde adentro, para respirar el aroma salvaje de sus entrañas. Y para hacerlo, a todo lo largo de la provincia hay lujosos lodges y refugios más sencillos semiocultos entre la vegetación. Estos ofrecen un acercamiento a la esencia biológica del mundo selvático, que en última instancia no es otra cosa que una constante lucha por el acceso a la luz. En cualquiera de esos alojamientos uno podrá sentarse en paz a contemplar esa extraña competencia de cada especie vegetal con las demás por recibir un rayo de sol. Es una lucha a veces desigual, que incluye desde especies microscópicas hasta duelos de titanes de 40 metros enfrentados en violentas pulseadas. En busca de la luz, los recios brazos de los árboles se doblan en inexplicables zigzags tratando de evadir los embates del vecino. Así se entremezclan formando una caótica maraña donde cada movimiento parece tan meditado como una jugada de ajedrez.
En la selva cada árbol nace condenado a luchar para siempre, en aparente inmovilidad, con unos pocos vecinos. Puede ser, por ejemplo, una majestuosa cañafístula de 40 metros sobre la cual brotó una vez un inocente higuerón que se extendió por su tallo como una simple enredadera. Pero al poco tiempo el higuerón se metamorfoseó en gruesos garfios, apretó las raíces del árbol con fuerza y trepó el tronco rodeándolo como venas inflamadas, que con el tiempo fueron tan gruesas como la pierna de un elefante. Y finalmente el higuerón estranguló con paciencia al árbol completo, ahogándolo segundo a segundo en un virtual asesinato que insumió décadas de fino tormento. Es ni más ni menos que la vieja y conocida –pero siempre sorprendente– “ley de la selva”. La gracia está en sentarse a mirarla.
Por Julián Varsavsky para Pagina 12, domingo 13 de diciembre de 2009.
martes, 15 de diciembre de 2009
Creamfields en Buenos Aires
Este sábado, en el Parque Roca El dj Tiësto será la figura estelar del festival electrónico.
Con 62 mil personas en 2006, la edición local de Creamfields ostenta el récord de concurrencia en ediciones de un solo día del festival nacido en Liverpool en 1998.
La figura central de esta edición será el Dj holandés Tiësto, que tras una serie de shows en Bolivia, Paraguay y Chile vendrá el sábado a Buenos Aires para presentar Kaleidoscope, su último trabajo de estudio en clave trance. El holandés, N°2 en el ranking de la prestigiosa Dj Magdetrás de Armin Van Buuren, será el encargado de cerrar el escenario principal. Antes que él, los fanáticos argentinos del house bailarán con Richie Hawtin y M.A.N.D.Y., el dúo integrado por los djs alemanes Philipp David Jung y Patrick Bodmer.
Por primera vez el escenario Cream Arena será a cielo abierto, ya que se ubicó en el microestadio donde se realizaron los partidos de la Davis. Allí se presentará el productor argentino Hernán Cattáneo, el británico James Zabiela con Renaissance, su último disco, Desyn Masiello y el techno en las bandejas del madrileño Jimmy Van M.
Jeff Mills, Timo Maas, Darren Emerson, Guy Gerber, serán otros de los Djs internacionales que se suman a la grilla, que se completa con los locales Martín García, Romina Cohn, Bad Boy Orange, Deep Mariano, Barem y Capri. Además, habrá lugar para el reggae ska de Dancing Mood, la banda de Hugo Lobo y para el dub hipnótico de Nairobi.
El ingreso no será por la entrada principal del Parque Roca, sino por una entrada lateral ubicada sobre Av. Roca (se recomienda llegar temprano para evitar aglomeraciones). El evento comenzará a partir de las 18 y durará hasta las 6 de la mañana del domingo. El estacionamiento del Parque de la Ciudad -está enfrente- estará abierto y disponible para las personas que asistan al evento.
viernes, 11 de diciembre de 2009
Una línea aérea de mascotas donde los animales domésticos vuelan en la cabina principal, no en la carga!
Pet Airways es una nueva compañía aérea exclusiva para mascotas. Sí, se trata de una aerolínea que realiza sólo vuelos para mascotas.
Alysa Binder y Dan Wiesel fundaron esta empresa en 2005 pero recién este año Pet Airways realizó su primer vuelo, ya que tuvieron que adaptar la flota de aviones a los requisitos de los peculiares pasajeros de cuatro patas. Este año la aerolínea para mascotas realiza vuelos entre 5 ciudades norteamericanas: Nueva York, Washington, Chicago, Denver y Los Ángeles, y preven a partir del próximo año ampliar los vuelos a otras ciudades tanto de Estados Unidos como de otros países.
Un vuelo de Chicago a Los Ángeles cuesta 199 dólares, y un vuelo Los Ángeles - Nueva York cuesta 299 dólares. Y a diferencia de un viaje en una aerolínea común, en Pet Airways ofrecen atención especial y comodidades extra para el viaje de tu perro o gato, en uno de los 5 aviones especialmente acondicionados por la empresa.
Por el momento sólo realizan viajes para perros y gatos, pero tienen previsto ampliar los servicios a aves, peces, reptiles, cerdos y otras mascotas.
Además del servicio de atención y cuidado especial durante el vuelo, la empresa permite que vía online desde su página web, los dueños de las mascotas puedan chequear permanentemente en qué lugar se encuentra su mascota y las condiciones del vuelo.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Destinos unidos por el encanto y un catamarán...
Pero el bolero está. Donde la naturaleza es un espectáculo en sí mismo llegan los turistas y el sitio cambia para ellos. Entonces, uno debe imaginar cómo era este extremo de la isla de Tinharé hace diez años, cuando sólo había 18 posadas y una decena de casas en alquiler. Hoy son 280 los hospedajes, entre ellos hoteles de alta gama, y los atardeceres en el centro se ven con música a todo volumen.
Claro que hay cosas esenciales que se mantienen: su entorno de jungla, las callecitas sin autos, la posibilidad de andar descalzo. Quien se mueve en zapatillas es seguramente un recién llegado. Las ojotas prevalecen; nadie cambiará eso en Brasil. Así que hay que buscar las playas más alejadas y caminar lo suficiente hasta redescubrir la esencia del lugar.
Otra opción es esperar la noche. Quienes buscan fiesta además de playa encuentran aquí su lugar en el mundo. El Morro es tranquilo, pero con noche agitada, especialmente después del Carnaval. Muchos viajeros llegan desde Bahía para descansar de la gran fiesta que se vive allí, pero no hacen más que extenderla; son otros siete días bailando.
Playas y sabores tropicales
La mayoría viene en catamarán desde Bahía, tras dos horas de navegación tranquila (a la vuelta se moverá un poco). Sobre el muelle aguardan las carretillas. Unos cuarenta jóvenes bien organizados se ocupan de cargar los bolsos y las valijas hasta los hoteles. La primera parte del camino es en subida, de manera que casi todos piden su ayuda. Ellos cobran 7 reales por bolso, o 10, si son muy pesados.
La primera información que se recibe es la tabla de las mareas. De ella depende gran parte de la estada, ya que el mar puede bloquear accesos cuando está muy alto, incluso complicar el regreso cuando uno sale de caminata. Por eso es bueno conocer sus horarios. El ciclo se repite dos veces por día: el mar avanza cada seis horas, y cada seis horas retrocede.
Desde el muelle, tras dejar atrás el imponente portal del siglo XVII y la iglesia de una sola torre -las dejaban así para no pagar impuestos, porque si construían la segunda se consideraba terminada-, se llega hasta la plaza principal, de donde parten dos calles. La más importante es Caminho da Praia, llamada también la Broadway , que llega hasta la primera playa. En el camino se atraviesan locales comerciales, puestos callejeros de frutas, ostras frescas y delicias de Bárbara -una mesita con dulces caseros-, y un par de casas de cambio, que mejor no utilizar. Lo ideal es llegar con reales, porque el cambio es malo, como en un cualquier lugar aislado. Sobre la misma calle se instalan por la tarde puestitos de drinkis tropicales, donde la caipirinha es apenas una bebida más.
Las playas más buscadas son la Segunda, porque tiene mucha arena y movida en sus paradores, y la Cuarta, extensa y menos urbanizada que las demás. La Primera es pequeña y la Tercera, angosta, hasta tal punto que desaparece por la noche, cuando la marea avanza. Entre las más alejadas se destaca Gamboa.
La vuelta de Garapuá
Navegar en busca de otras playas es una opción casi inevitable por la belleza de los alrededores. Todas las mañanas parten lanchas desde la Tercera, en especial para dar la vuelta a la isla de Garapuá, la excursión más típica. Los lancheros están asociados, de manera que garantizan la calidad del paseo, aunque también demasiada compañía, porque llevan a todos los visitantes a los mismos sitios. Uno se encuentra haciendo snorkel, levanta la cabeza y ve llegar una embarcación tras otra. Así que lo mejor es hablar previamente con el capitán y decidir la hoja de ruta, para ir en busca de algunos momentos de soledad.
La primera estación es una zona de corales, ideal para un primer chapuzón con máscara. Después, Boipeia, segunda piscina natural, con playas más lindas y un hombre famoso: Guido, especialista en langostas. Pescador y cocinero, él prepara los mejores platos autóctonos de la zona.
La estación siguiente, Boca da Barra, está repleta de restaurantes. Desde allí, por los ríos del infierno -canales con manglares donde los nativos emboscaban a los portugueses- se llega hasta Cairú, la segunda ciudad más antigua del país, de 1501 (la primera es Puerto Seguro, fundada un año antes). Al Morro se regresa a eso de las 17, para ver la caída del sol.
Nuevamente sobre la Broadway, un joven con disfraz de pirata ofrece entradas para la disco Toca Loca. Cada noche, la fiesta es en un lugar distinto, para que la gente no se desparrame. "Si te gustó una chica en la playa, ahí la encontrás seguro", afirma. Son tres las discotecas, con un punto en común: están administradas por argentinos. La más grande es Pulsar Disco, una mole de cemento escondida entre los matorrales. La entrada cuesta 25 reales. A veces es mejor quedarse en la arena, donde muchas noches hay música y la gente también se encuentra.
Salvador de Bahía
Mujeres vestidas de blanco saltan las olas, cantan y arrojan flores, además de comida y lápices labiales. Las ofrendas son para Yemanyá, diosa y dueña de los mares, "una santa muy coqueta y elegante", aseguran. De esta manera celebran el Año Nuevo, aunque también otras fiestas, que por suerte son muchas. Lo importante es participar al menos de una, porque llegar hasta Bahía y perderse las fiestas es como pisar la arena blanca del norte brasileño y no meterse en el mar.
Las celebraciones son en la costa y la calle, con el Carnaval como máximo exponente. Hay peregrinaciones que parten o llegan hasta alguna de las ¡180 iglesias! de la ciudad. Los tambores siempre acompañan.
La religión católica se combina con el candomblé desde los tiempos de la esclavitud. Por eso, por ejemplo, en sitios como la iglesia de Nuestro Señor de Bonfim -creada por orden del fundador de la ciudad Tomé de Souza, capitán de mar y guerra que prometió construirla si se salvaba de un naufragio inminente- se venden pulseras de colores que representan a los santos de origen africano.
Hay unas doscientas deidades, por eso llaman a la región la bahía de todos los santos . Entre los más importantes están Oxalá, padre de los demás; Oxum, diosa de los ríos y la fecundidad, representada siempre como una mujer voluptuosa; Ifá, guardián de los secretos, y Xango, dios de la justicia.
Las pulseras coloridas se atan a las puertas y rejas de la iglesia, mientras se piden deseos. También se colocan en la muñeca o el brazo, con tres nudos, y allí deben quedar hasta que se suelten por su cuenta, para que los pedidos se cumplan. Cuesta 2 reales el manojo de diez pulseras, que a veces destiñen.
Las mujeres bahianas son una marca de identidad. Pueden verse en miniaturas realizadas por artesanos o a gran escala, como las estatuas de la laguna de Tororó, que representan a Orixá y fueron realizadas por Tati Moreno. Es un paseo turístico desde que se prohibieron allí las macumbas.
También hay típicas bahianas en el Pelourinho, famoso casco histórico, con sus faldas acampanadas, diseñadas así por envidia de las patronas: según se cuenta, así obligaban a las esclavas a cubrir sus curvas. No por casualidad, hasta fines del siglo XIX, llamaban bahianas a las negras bonitas de todo el país.
Con su vestimenta típica, muchas de estas mujeres embellecen aún más el casco histórico, aunque incomodan el paseo. Cada vez que alguien toma una foto, ellas se acercan a pedir una colaboración. Y son muchas, de manera que basta apuntar con la cámara hacia cualquier lugar para tener a una de ellas en el encuadre.
Algo más bravos se ponen los muchachos que hacen capoeira en la plaza principal. Apenas escuchan el clic de una cámara enfrentan a los viajeros pidiendo hasta 10 reales por fotografía, y no se conforman con menos de 2. Luego invitan a disfrutar "de la hermosa tranquilidad de la ciudad"
Con sus calles empedradas y casas coloniales, el Pelourinho es hermoso, pero también hiperturístico. Uno debe alejarse de sus manzanas principales para disfrutarlo en tranquilidad, aunque no puede irse sin visitar, por ejemplo, la iglesia de São Francisco de Assis, con sus techos y paredes repletos de oro. Las figuras que decoran su interior son también un viaje al pasado, cuando los esclavos decidieron vengarse, diseñando ángeles enojados y deformes. Los esclavos no podía rezar en la iglesia porque, según sus dueños , no tenían alma. Pero tenían que trabajar en ellas, y su trabajo quedó intacto.
Luego de pasar por la escuela de gastronomía bahiana, frente a la casa-museo dedicada a Jorge Amado, se puede llegar al Mercado Modelo, que resguarda en el subsuelo más historias sanguinarias. Allí quedaban amarrados los hombres provenientes de Africa, a la espera de ser subastados. Está abierto al público, además de vacío: ni siquiera hay vendedores ambulantes, toda una rareza. En el lugar se armaron rampas, que permiten recorrelo durante la marea alta, cuando el agua cubre gran parte de las salas. En tiempos de esclavitud, claro, estas rampas no existían, así que la espera de los esclavos era más difícil todavía.
Carnaval, sol y arena
Apenas afuera del Pelourinho hay una estatua al poeta de los negros , Castro Alves. Allí comienza parte del Carnaval, que se divide en tres zonas. La primera está repleta de tríos eléctricos , bandas musicales que tocan sobre camiones. Es el circuito Osmar, que transita las calles del centro. El circuito Barra parte del faro y llega a la playa de Ondina. Es el más turístico, mientras que el más familiar es el tercero, Batatinha, por las calles del casco histórico, donde no entran los camiones.
Cuna de grandes artistas, Bahía es considerada por muchos la capital cultural de Brasil. Cerca de 2 millones de personas llegan para el Carnaval, que cuenta con grandes figuras de todo el país. Pero la mayoría llega durante el año, convocada por su clima y la belleza de sus playas. Las de la ciudad no son las mejores, aunque se llenan también de extranjeros.
Las más buscadas son las de la ciudad alta , desde Flamengo hasta el Farol da Barra, donde se organiza en marzo el festival estira verano : con un escenario en el mar, las bandas tocan en formato acústico, mientras la gente escucha y baila dentro del agua.
Las mejores playas están a unos 45 minutos, como Stella Maris, o un poco más lejos, como Praia do Forte, un pueblo de pescadores devenido villa turística, donde se preservan animales marinos, especialmente las tortugas.
Por Martín Wain Enviado especial. Dirio La Nación. 06 de Diciembre de 2009.
Foto: Gentileza Denise Giovaneli/ Embajada de Brasil.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Tablaos en Buenos Aires..
Este año se hizo la Primera Bienal de Flamenco en Buenos Aires, con la presencia del cantaor granadino Enrique Morente y más de 60 artistas argentinos, españoles y de otros países. Fue un indicio, o quizá una mecha, que encendió el furor por el baile, el cante y el tapeo, que se extiende como reguero de pólvora en un imperdible circuito urbano, la Ruta del Flamenco porteña.
Seminarios, clases de baile y cante para principiantes, intermedios o avanzados; guitarra y percusión; luthiers que fabrican cajones; especialistas que hacen zapatos y modistas expertas en batas de cola. Bares de tapas, tablaos y programas de radio. Shows en vivo con espectáculos que resuenan en la noche porteña y crean un circuito cada vez más grande y endiablao. Entre palmas y taconeos, los compases asincopados del flamenco contagian con un fervoroso hechizo. Después, el lamento o el quejido del cantaor arranca una pena incomprensible para el oído no entrenado, que adivina lo que cuenta la historia de la canción.
La técnica y el alma
El circuito del flamenco porteño es una cadena cuyos eslabones crecen de modo exponencial. En shows, radios, centros de colectividades y teatros se mueve un promedio de 1.500 personas; profesores que dan clase, alrededor de 500; alumnos de baile, unos 15.000; de guitarra, hay que contar unos 25 profesores y cerca de 250 alumnos; de cante, al menos 10 maestros y 50 alumnos. Y en el ruedo de quienes confeccionan zapatos, accesorios y vestidos, la cifra roza las 20.000 personas. Sitios por Internet y publicaciones, una decena. Y dedicados a la gastronomía, unos 2.000 cocineros, expertos en tortillas de papa y otras exquisiteces como el buen jamón crudo o las cazuelas de pescado.
Cada lugar se ganó su espacio: "Avila", el tablao pionero de Miguel Hernández, con jefe de cocina y bailaor Pastor Gómez; "Cantares", un centro con escuela, tablao y buen tapeo: cuadraditos de cerdo marinados con aceite y luego fritos, patatas con aioli, cordero con almendras, paella, albondiguillas marroquíes, pollo y postres típicos como natilla de chocolate o vainilla y el brazo de gitano; el "Rincón Andaluz" y el "Centro Andaluz" de Santos Lugares, con la excelente profesora Ana Simón, así como los Centros "Salamanca" y "Burgalés", donde da clases Marcela Rodríguez, todos apegados a lo típico.
En la zona de Congreso vive un buen número de gitanos que improvisa tablaos nocturnos en bares. En Palermo Hollywood, "Tiempo de Gitanos" ofrece una cena-show con un menú preparado por el chef español Manuel Gómez. Ya sea por pasar una noche distinta, o por experimentar el baile o el cante, cada vez son más los que se enganchan en la ruta del flamenco porteño. Por lo general se empieza siempre meneando las caderas arriba del tablao (rumba), pero enseguida pica la curiosidad y se pasa a una clase. Pero para bailarlo, además de la técnica, hay que poner el alma.
Pasión gitana
La letra fraseada con cortes que no respetan las reglas de la sintaxis prenden bien hondo en el corazón. Mal de amores, la "soleá", la muerte y la vida. Pura pasión gitana sobre el tablao. Puro embrujo entre las mesas donde el público se deja llevar por el "jaleo". Cada uno es distinto del otro y, sin embargo, todos se funden en el mismo entusiasmo.
"Me acerqué al flamenco hace más de diez años como bailaor -dice Juan José Naranjo-, pero enseguida sentí la necesidad de tener un espacio propio -señala su salón de la calle La Rioja- y luego quise una revista -"Flamenco en Argentina"- y un sitio web para divulgar el arte. Es cierto que cuesta, porque practicamos una cultura que no es la nuestra, aunque seamos hijos o nietos de españoles. Pero la demanda es grande, y obliga a trabajar más y más. Para nosotros, los payos (así se llama a los argentinos que abrevan en el género), el desafío es mayor", dice.
Hace casi cinco años que tiene su restaurante, donde dicta clases y organiza peñas para aficionados, generalmente los domingos. Cante, baile y recitado. A veces van coros de colectividades, como el del "Rincón Andaluz". Los sábados a la noche, además, hay un cuadro flamenco, ritual riguroso: es el verdadero tablao. "La gente come mientras el espectáculo está en su apogeo -agrega Naranjo-, y para mí ésa es la esencia del tablao: baile, cante y disfrute de un vino con alguna tapa; aquí, en esta estructura y en estas condiciones, el impacto no es el mismo que en el teatro. En el tablao, hacer flamenco es más difícil; todo está más cerca". Y las gotas de sudor de las bailaoras caen como lluvia durante unas sevillanas, que aunque son danzas folclóricas españolas, se "aflamencan" y hasta tienen una coreografía (Lola Flores las bailó en la película "Sevillanas").
Corazón andaluz
En este género de música y danza, originario de la Andalucía del siglo XVIII, tuvieron un gran protagonismo los gitanos andaluces. A ellos se debe su desarrollo en cante, baile y toque. Incorporaron ritmos africanos y americanos para crear un estilo con diferentes facetas en las que voz, palmas, guitarra y cajón son los instrumentos básicos. "Hay como 60 'palos' de flamenco -explica Naranjo-, y aclara que 'palos' son los ritmos o géneros principales. Cada 'palo' tiene subgéneros, como un árbol genealógico de familias rítmicas; cada ritmo pertenece a una región de Andalucía y es diferente, porque toma su propio 'aire'. Pero todo nace del cante, en el que los 'palos' tienen sutiles diferencias; a veces, un tono distinto del guitarrista cambia todo".
Carlos Soto, un cantaor payo de los buenos, es investigador e historiador de estos temas. Cuenta que algunos "palos" no tenían baile; por ejemplo, las peteneras o las seguiriyas, que son subgéneros como la soleá, el fandango, el tango o el tanguillo, entre otros. Según Naranjo, "el fenómeno del flamenco como se da hoy arranca aproximadamente en 1992, cuando empiezan a llegar distintos maestros de España. Hay un quiebre cuando vuelve La China, argentina que se formó en España con nuevas técnicas de baile. Demostró que había que hablar un nuevo lenguaje flamenco, y había que aprenderlo. Por eso muchos, cuando advirtieron que era mucho más que zapateo, empezaron a estudiar; fue una revolución que entró por el baile. Unos 30 maestros de aquella época se hicieron formadores, y hay un centenar de ex alumnos que ahora dan clase. Pocos -una decena, quizá- tienen la destreza de la bata de cola, y la enseñan. Y pocas, también, son modistas especializadas, como Alicia Añino Gandolfi".
Se dice que con "Soy gitano", la famosa telenovela con Osvaldo Laport -año 2003- hubo un reflujo flamenco y los actores de la tira se pusieron en manos de profesoras como Claudia Bhauthian, La China y Fabiana Pouzo. Emilio y Argentina -emblemática pareja de gitanos del tablao "Avila"- compusieron la canción "Zafiro y Luna" para la telenovela. Y surgió un deseo irrefrenable de estudiar, especialmente entre las mujeres jóvenes. O no tanto.
Para Nilda Cardinal (60), profesora de danzas nativas argentinas, "el flamenco fue un increíble descubrimiento. Empecé tomando clases particulares y hace un par de años que curso en 'Cantares', con el profesor Claudio Arias. Tomo 5 horas semanales y soy una estudiante intermedia. La mayoría de los alumnos, una vez que ingresa, no deja. Tenemos ensayos con cantaor y guitarrista y podemos elegir el 'palo'. Durante el año bailamos en el tablao y a fin de año hacemos una muestra en el Teatro Avenida". María Balmayor, dueña de "Cantares" y actriz, organiza la puesta en escena.
Las palmas marcan una pulsión que es pura energía. Y la música evapora el estrés de esa mente llena de preocupaciones que, al menos por un buen rato, sueña con Joaquín Cortés y escucha a Camarón de la Isla, que canta desde el cielo.
Por Sissi Ciosescu Especial para Viajes de Clarín. Domingo 06 de diciembre de 2009.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Córdoba tiene sus 7 maravillas...
Iglesia de Los Capuchinos
Y Córdoba es uno de esos lugares, la provincia entera, a los cuatro vientos, una manifestación del encuentro entre hombres provenientes de distintos rumbos con una tierra abierta y dispuesta a ser moldeada, aun a costa de cicatrices. Por eso, no es de extrañar que entre las maravillas elegidas ocupe un lugar de privilegio la Cañada, ese tajo que alguna vez hizo daño y que terminó por convertirse, cirugía estética mediante, en el sedante natural que día y noche aquieta la fiebre urbana con la frescura de sus tipas y la gracia de sus reflejos cansinos, aquellos que pretenden trasladar la imagen fragmentada de la ciudad, como espejos flotantes, hasta ese mar ajeno que promete trasladarla y convertirla en universal. Ni la Pelada, ni la Papa de Hortensia, ni el chico que vende La Luciérnaga le cuestionarán, jamás, que fracase en esa empresa, porque para los cordobeses ese curso de agua es una salida al océano, un boleto de ida a la fama y al reconocimiento internacional.
La Cañada
Una por una. Pero vamos desde el principio, que más de 90 mil cordobeses, hijos, nietos y bisnietos de aquellos que construyeron la provincia desde el llano y le pusieron brillo adentro para sacarla a pasear afuera, en una convocatoria que superó todas las expectativas y que con amplitud se ubicó muy por encima de sus antecedentes –como el Cordobés del Año–, dijeron presente para elegir las siete maravillas de esta tierra. Y la más votada fue la iglesia de Los Capuchinos, esa inyección de agujas góticas con la que día a día infectamos el cielo de esencia cordobesa, previo paso por arabescos de formas y colores donde se confunde la paquetería de personajes como Jardín Florido con el desprejuiciado cuarteto, el té de las 5 con el ferné con coca y la mar en coche, esa que se va a recorrer la tercera maravilla más votada: el camino de las Altas Cumbres, en sus dos versiones: el antiguo, de los puentes colgantes y las vertientes; el nuevo, un pedazo de civilización que el hombre le arrebató a la piedra en una lucha de años plagada de ruidosas batallas con dinamita.
Camino por las Altas Cumbres
Palacio Ferreyra
La cuarta maravilla más votada fue el Palacio Ferreyra, esa casona en la que todos soñaron vivir, una especie de Ferrari cordobesa estacionada frente al Parque Sarmiento y con las llaves puestas para ser robada por las fantasías. Desde ese plano imaginario y popular, el Palacio fue la casa de todos y, como toda casa, se convirtió, en secreto, en el mejor lugar del mundo para estar cuando no se quiere estar en ningún otro lugar.
Manzana Jesuítica
La quinta maravilla elegida es la Manzana Jesuítica, ese cofre que guarda desde orgullos hasta secretos inconfesables acumulados en los más de cuatro siglos que tiene la ciudad capital, un tesoro que guarda, y casi siempre ofrece con generosidad, la incalculable riqueza de esa historia forjada con sólidos valores y convicciones inquebrantables, como la fuerza de sus muros, que fueron capaces de absorber gritos, secar lágrimas al sol y ponerle eco a la alegría.
Túneles de Taninga
La sexta maravilla son los Túneles de Taninga, obra que reúne el esfuerzo del pasado con el del presente, conjuga el sueño de progreso de un rincón cordobés que tuvo su tiempo dorado con la sacrificada persistencia de quienes se niegan a dejar la tierra que aman aun en condiciones en extremo adversas. Y esta elección es una prueba de ello, porque la gran cantidad de votos que obtuvo su candidatura es una ofrenda de esta población actual para con sus padres y abuelos, un tributo que honra la memoria de quienes creyeron que aquel oeste cordobés sería próspero por siempre y dejaron esa gran obra como testimonio de sus creencias, de su fe insuflada con la riqueza que le daban la cría de mulas y el producto de las minas. Son como túneles del tiempo, donde entra por un lado la época en la que fue el lugar más poblado de la provincia para salir por el otro a la actualidad, donde sólo el conmovedor paisaje es capaz de disimular las carencias, tanto de pobladores como de posibilidades. Un viaje que fue de ida pero que espera ser de vuelta.
Catedral de Córdoba
La séptima maravilla es la iglesia Catedral de Córdoba, esa que desde hace décadas les hace frente a los amaneceres urbanos o le pone sombras graciosas a cada tarde soleada. Esa, la de la postal, la de la tapa del libro turístico, la de las palomas, la de las luces y la puerta del dicho popular, la del rezo y la limosna, la de los chicos de escuelas del interior que vienen a conocerla porque si no la conocen es como si no conocieran la gran ciudad.
Como una final del mundo. Estas son las siete maravillas de Córdoba, las que fueron elegidas en una convocatoria que, como en una final del mundo, tuvo alargue y penales, en los que quedaron afuera por muy poco otras magníficas construcciones. Una convocatoria que contó con el esfuerzo de padrinos, con campañas que incluyeron caravanas, publicidad en medios de comunicación, expresiones culturales, peñas y un abanico de manifestaciones de apoyo que superaron toda imaginación inicial, todo lo cual convirtió a la elección en una disputa de igual a igual donde, como se puede ver al pie, desde la séptima maravilla hasta la ubicada en el puesto 17 se produce una escalera donde sólo un centenar de votos separa a una de otra.
Por eso, a las que quedaron fuera de las siete elegidas nadie les podrá quitar el valor de la adhesión recibida, la empatía lograda desde las comunidades que las apoyaron y las soñaron como maravillas, como símbolos donde canalizar esa necesidad de identificarse con la tierra que se ama, con ese lugar a través del cual nos parecemos a nuestros vecinos.
En cuanto a las siete obras elegidas, serán ellas ungidas con la responsabilidad de representar a los cordobeses desde ese plano de las emociones con el que se sostienen las pertenencias. Piedra por piedra, ladrillo por ladrillo, rincón por rincón, nuestros lugares comunes. No son más que eso, pero son todo eso. No son más que obras del hombre, pero son obras de nuestros hombres, y la emoción y el orgullo que eso nos provoca es la principal maravilla, una construcción que se forma con cada una por separado, pero especialmente con todas a la vez.
Por Jorge Londero, La Voz del Interior
martes, 1 de diciembre de 2009
Merlo... territorio de aventuras!
Si hay algo que define a la mansa y encantadora Villa de Merlo es su microclima, un elemento de identidad por el que es conocida en todo el país y que todos los años atrae a visitantes que buscan encontrar allí un remanso de sosiego y clima eternamente benigno. Situada a 213 kilómetros al norte de la ciudad de San Luis, sobre el faldeo occidental de la Sierra de Comechingones, Merlo cuenta con unas condiciones geográficas únicas: su temperatura promedio anual es de 20°, con unos excelentes niveles de oxígeno en el aire que hacen al visitante sentirse como en una especie de spa natural.
Durante los últimos años, otra característica comenzó a despuntar como gran atractivo turístico en la zona de Merlo y es la creciente variedad de actividades orientadas a los amantes de las aventuras y la vida al aire libre. El contexto es inmejorable: cordones de sierras tapizadas de verde, profundas quebradas, arroyos de aguas cristalinas con saltos y cascadas y una vegetación desbordante que incluye molles, tabaquillos, talas, cocos, helechos y las reconocidas hierbas aromáticas y medicinales. En ese escenario, tienen lugar actividades como cabalgatas, travesías en bicicleta de montaña, circuitos de trekking, escalada, rappel, tirolesa y vuelos en parapente sobre el territorio del espectacular Valle de Conlara.
Territorio de aventuras
Entre todas las modalidades de turismo aventura que se practican en Merlo y sus alrededores, la más particular es el parapente. Esta es una actividad que requiere de escenarios muy específicos que se dan solamente en un pequeño puñado de puntos del país y el Mirador de los Cóndores es uno de ellos. Se trata de una "pista de despegue" natural, situada a 2.100 metros sobre el nivel del mar junto a la localidad de Carpintería (a 7 kilómetros de Merlo), a la que llegan parapentistas de todo el mundo, ya que es un espacio privilegiado para la práctica de este deporte, gracias a su ubicación y a las intensas corrientes de aire caliente que allí se generan. Más cerca de Merlo, la empresa Volar en Parapente tiene su despegue en una zona denominada "El Nido", a la que se llega por la Avenida del Sol. Allí, desde 1992, funciona una escuela y un centro de vuelos que tiene las puertas abiertas tanto para expertos como para principiantes. Los vuelos de bautismo duran aproximadamente unos 20 minutos, dependiendo de las condiciones climáticas, y en ellos se puede disfrutar del esplendido paisaje del valle de Conlara y, si la suerte acompaña, flotar entre los cóndores que habitan por la región.
Otra de las disciplinas de turismo aventura que tiene un arraigo particular en Merlo es el ciclismo de montaña, donde todos los octubres tiene lugar todos los octubres el Encuentro Nacional de Mountain Bike. Las travesías suelen recorrer terrenos escarpados y difíciles de transitar y uno de los mejores escenarios para la práctica de esta actividad es el Circuito Eliseo Mercau, en el Camping Municipal. Otra propuesta destacada es la Adventure Bike, una travesía que demanda de mucha resistencia y cooperación entre los participantes, que tiene lugar en distintos parajes de la Sierra de Comechingones.
Entre las muchas opciones de travesías en vehículos 4x4 que se pueden realizar en los alrededores de Merlo se destaca la que lleva a la vieja cantera de Bajo de Veliz. Se trata de un recorrido en el que afloran los encantos naturales de las sierras, con una gran presencia de algarrobos, chañares, tintitacos y breas, que escoltan el camino hasta la antigua cantera, un sitio de enorme importancia arquelógica y paleontológica en cuyos alrededores fue hallada la araña petrificada más grande del mundo.
En el llamado Circuito Norte se lleva a cabo la travesía al Cerro Champaquí, que combina el desplazamiento en vehículos 4x4 con etapas de trekking. La excursión comienza en el faldeo de la Sierra de Comechingones y luego va atravesando varias pequeños poblados, antes de iniciar el ascenso al cerro, hasta los 2.200 metros de altura, donde se abandona el trazado de la ruta para recorrer la altipampa y pasar la noche acampando bajo las estrellas. Esta travesía permite, además, conocer las curiosas formas de las rocas del Valle de Piedra, transitar por el Cerro Negro y deslumbrarse con la increíble vista del Valle Traslasierra