domingo, 24 de abril de 2011

FELICES PASCUAS!

martes, 19 de abril de 2011

La ruta de los volcanes...

Crónica de un recorrido desde la capital provincial hasta las alturas de la Cordillera. Una fascinante travesía entre pueblos encantadores, salares inmensos, desiertos y montañas de más de 6 mil metros de altura. Naturaleza deslumbrante en un escenario poco explorado.


Un hombre baja de su camioneta, apila piedras en la tierra, mira al cielo y mantiene los brazos abiertos durante un largo rato. Por alguna extraña razón, o simplemente por su sonrisa, el rito se nos antoja un amplio abrazo a la naturaleza. Será porque, como él, atesoramos cada uno de los paisajes atravesados durante los 516 kilómetros recorridos hasta llegar aquí, al noroeste de la provincia de Catamarca , donde están Los seismiles, las míticas montañas que superan los 6.000 metros de altura.
Por encima de la cabeza del desconocido, un cartel indica que estamos en el Paso San Francisco , que delimita la frontera con Chile: es el fin de la Ruta de los Volcanes .
Este espléndido recorrido, que se abre paso entre inmensos salares, lagunas, aguas termales y pueblos encantadores, despliega 19 volcanes que fueron venerados por las culturas andinas, antiguas habitantes de la zona.
Habían denominado a estas elevaciones como “Apus”, morada de espíritus protectores a quienes ofrecían sacrificios y ofrendas. Hoy son los andinistas, provenientes de todo el mundo, quienes le rinden culto a este “santuario de altura”.
También los menos avezados pero aventureros pueden llegar hasta estas figuras majestuosas. Sólo hace falta un vehículo 4x4, un guía local, ya que es fácil perderse, y capacidad de sorpresa para apreciar escenarios vírgenes, unos de los pocos del planeta.
La espectacular travesía comenzó mucho antes, en San Fernando del Valle de Catamarca , cuando los mareos y dolores de cabeza, producto del “mal de altura”, eran apenas una advertencia. Y cuando La Ruta de los Volcanes era sólo una serie de puntos negros dibujados en un mapa, que nuestra mirada había transitado con anhelo tantas veces.




Rumbo al oeste
Poco después del desayuno, tomamos la Ruta Nacional 60, que se inicia al oeste de la capital catamarqueña y culmina en el Paso San Francisco. El calor húmedo va quedando atrás pero aún persisten los rastros de verde entre los cerros multicolores que señalan parte de lo que fue el antiguo Camino del Inca, que conducía a la localidad chilena de Copiapó.
Antes de llegar a Tinogasta vale la pena hacer un alto en los pueblos agrícolas Copacabana y La Puntilla , que conforman una “pequeña Italia”: las residencias de estilo neoclásico, con amplios jardines y galería central, se suceden a lo largo del camino.
La mayoría –como era tradición a principios del siglo pasado– tienen anexados oratorios familiares que resguardan imágenes religiosas antiquísimas.
En ambos pueblos se encuentran tejedoras artesanales que elaboran en sus telares hermosas colchas bordadas con flores de colores vivaces, el souvenir típico de la región.
Al fin, en el vasto valle de Abaucán , a la vera del río homónimo, aparece Tinogasta, una de las localidades fundamentales del oeste de Catamarca, rodeada de olivares, viñedos, alfalfares y árboles frutales. Aquí comienza la llamada “Ruta del Adobe”, un circuito que recorre una serie de edificios de varios siglos de antigüedad, construidos con madera y adobe.
Algunas iglesias de ese conjunto albergan imaginería religiosa de Chuquisaca (Bolivia) y pinturas de Cusco (Perú), verdaderas perlas. Son 55 kilómetors que transitan por los pueblos El Puesto , La Falda y Anillaco –fue el centro económico y religioso más importante de la región– y culminan en el pueblo de Fiambalá .
Antes de partir hacia la localidad famosa por sus aguas termales, visitamos la Finca de los Pereyra, un clásico de la zona, donde nos espera un suculento almuerzo: empanadas de carne, locro y buen vino, ideal para mitigar el incipiente frío que ya se hace sentir en las alturas de Catamarca.
La sobremesa nos encuentra sentados debajo de los olivos a algunos, y a otros, muy alegres, ensayando pasos de folclore al aire libre.


Patrimonio arqueológico
En Fiambalá puede verse gran parte del patrimonio arqueológico de la provincia. Lo demuestra la visita al Museo del Hombre, donde se exhiben piezas de las culturas originarias de los valles, como los pituiles, batungastas y mahupacas y los cuerpos momificados de un hombre y una mujer, con su ajuar funerario, de más de 500 años de antigüedad, que fueron hallados en los alrededores de Loro Huasi , un pueblo cercano.
En esta ciudad, también los viñedos son marca registrada. Ocupan grandes extensiones de tierra y le otorgan un color especial al paisaje, además de dar a luz exquisitos “vinos de altura” (a 1.505 metros sobre el nivel del mar).
El relajante paseo entre los cultivos, iluminados por los últimos rayos de sol, culmina en la Finca de Don Diego para degustar sus exclusivos vinos de uva cereza.
Continuamos camino hasta una fantástica quebrada entre las serranías, donde se encuentran las renombradas Termas de Fiambalá. Las aguas emergen a 1.750 metros sobre el nivel del mar y se concentran en 14 piletas de piedra cordillerana con temperaturas que varían entre los 28 y 51 grados centígrados. Justo lo que necesitábamos tras recorrer los primeros 322 kilómetros en busca de Los seismiles.


Los colores del desierto
Partimos de Fiambalá antes de la salida del sol. La ruta 60 gira abruptamente al oeste y se coloca de cara a la Cordillera. En el valle de Chaschuil se hace evidente la increíble gama de colores y texturas de los desiertos de altura: las llamadas “pampas de coirones” pintan un horizonte amarillo intenso, enmarcado por las sierras rojizas y el cielo azul.
Se habla mucho de las fabulosas noches estrelladas de Catamarca –quien haya viajado alguna vez a la provincia puede dar cuenta de ello– pero poco se dice de sus cielos diurnos, límpidos, azules y brillantes como pocos.
Tras dejar atrás al poblado de Chaschuil , la carretera vuelve a colocarse paralela a la Cordillera. Antes de ingresar al dominio de los volcanes, el paisaje vuelve a sorprendernos con médanos gigantes, de arena blanquísima.
¿Cómo conformarse con verlos desde la camioneta? A pesar de que no llevamos tablas de sandboard, la sensación de echarse a rodar por la arena es impagable. Y la imagen de esas montañas radiantes recortadas contra el cielo es arrolladora.
Durante el viaje, el guía nos cuenta que después del Cordón del Himalaya, la cordillera catamarqueña es la segunda área más importante en altura del mundo. Lo confirmamos cuando pasando la Cuesta Brava asoma el volcán Pissis , que se halla justo en la frontera con la provincia de La Rioja.
Sus imponentes cinco cumbres, anheladas por muchos andinistas, alcanzan una altura aproximada de 6.682 metros.


Así que no sólo es el volcán inactivo más alto del mundo sino que se disputa el segundo lugar en la lista de montañas más altas de América (el primero es el Aconcagua) con el cercano Ojos del Salado.
Hasta el momento, los especialistas no se han puesto de acuerdo sobre la altura definitiva de cada uno, ya que la diferencia es de unos pocos metros.
Este último, cuya altura se calcula en 6.864 metros, es el volcán activo más alto del planeta, en cuyas paredes las nieves y los glaciares son perpetuos.
En su interior se advierten fumarolas, que dan cuenta de la actividad volcánica. A pesar de ello, es uno de los mayores desafíos para los escaladores.
Avanzando hacia el corazón de la Cordillera algunos integrantes del grupo manifiestan fuertes mareos y dolores de cabeza, que atribuyen a las sendas degustaciones de vino del día anterior. Pero no es resaca, sino “soroche” (mal de altura), que se mitiga en pocos minutos tras mascar hojas de coca.

El reino de los colosos
Pronto asoman varios de los más importantes “seismiles”, como el cerro de los Patos y el Tres Cruces. También el Walter Penck, ubicado al sur del final del sistema del Ojos del Salado, hasta hace poco una de las cumbres menos visitadas ya que está rodeado de varios volcanes, lo que hace difícil su acceso.
Entre ellos, el que mejor se ve desde la ruta es el Incahuasi, uno de los favoritos de los montañistas, donde se encontró una estatuilla de un ajuar funerario indígena.
Entre estos colosos, se abren lagunas solitarias e infinitos salares, que conforman uno de los paisajes más prístinos y sorprendentes del noroeste argentino.
Los guanacos y llamas nos observan atentamente cuando el vehículo 4x4 se acerca hasta los dominios de las Salinas de la Laguna Verde.
Con su forma de volcán invertido, aparece como un mar esmeralda en medio del desierto, habitado por flamencos rosados. Ya la habíamos visto como una panorámica desde la base del volcán Pissis, donde está el balcón de la Laguna Verde (a 4.200 metros de altura), al que se llega desafiando al viento: desde allí, hacia abajo, puede verse el verde y azul de las lagunas andinas, rodeadas de cerros negros y salares.
Cerca del Paso San Francisco están las aguas azul zafiro de la laguna del volcán Peinado y hacia el norte, el espectacular Salar del Hombre Muerto.
De regreso en la ruta 60, al girar hacia el oeste se ve el majestuoso cerro San Francisco, el más visitado de Los seismiles, ya que se encuentra muy cerca de la carretera y del paso homónimo, que une el territorio argentino con el chileno.
Es el punto final de un fascinante recorrido de casi 200 kilómetros de desiertos, en los que la presencia humana se advierte sólo por las “apachecas” –piedras apiladas– que aparecen de tanto en tanto, una ofrenda de los viajeros a la Pachamama en agradecimiento por haber dejado atrás un sitio para emprender una nueva travesía.
Por María Zacco, diario Clarín, abril de 2011.

lunes, 11 de abril de 2011

Bilbao, la ciudad que brilla...

La radical transformación urbanística de la gran aldea vasca en las últimas dos décadas dio mucho que hablar, pero el proceso continúa y vale la pena ir a comprobarlo...


BILBAO.- No hay que caminar mucho desde la flamante torre Iberdrola, diseñada por César Pelli, para llegar al Museo Guggenheim, del arquitecto canadiense Frank Gehry, y luego cruzar por el puente del valenciano Santiago Calatrava. Desde allí se puede tomar el metro, en las estaciones proyectadas por el británico Norman Foster (los fosteritos, las llaman los bilbaínos), para visitar una de las últimas obras del francés Philippe Starck, el centro cívico La Alhóndiga.
Dar vueltas por Bilbao es internarse en un catálogo 3D de la más prestigiosa arquitectura contemporánea. La concentración de edificios interesantes es suficientemente alta como para justificar la peregrinación hasta allí de cualquier aficionado a la arquitectura. Pero a la vez es apenas la cara más visible de todo un fenómeno: la transformación de Bilbao.
De pasado hiperindustrial, dominada por astilleros, minas de hierro y chimeneas, la mayor ciudad del País Vasco (Euskadi) vivió en las últimas dos décadas un radical replanteo. Capital de Vizcaya, una de las tres provincias vascas, y su ciudad más poblada, con más de un millón de habitantes considerando el área metropolitana, ha sido durante siglos el motor productivo y económico de la región; la contraparte con hollín de la playera y afrancesada San Sebastián (Donostia), en Guipúzcoa. Dicho de otro modo, mientras que a San Sebastián le decían La Perla del Cantábrico, a Bilbao la llamaban... El Agujero (Botxo, en euskera), y no sólo por su ubicación entre montañas.
Pero el reciente proceso de desindustrialización y reordenamiento urbano fue un éxito, con el doble beneficio de mejorar la calidad de vida para sus habitantes y de generar una excelente publicidad hacia el resto del mundo. Tanto que gracias al denominado efecto Bilbao la capital de Vizcaya recibió el año último el primer Lee Kuan Yew World City Prize, nuevo premio bienal al que algunos llaman el Nobel de las Ciudades (lo otorga el gobierno de Singapur en colaboración con la Academia Sueca) y que se plantea distinguir iniciativas de planeamiento urbano.
Bilbao es un caso, pero no un caso cerrado. Al recorrerla se percibe el cambio, ese movimiento que los orgullosos bilbaínos se ocupan de destacar constantemente.
El emblema de la revolución es, claro, el Museo Guggenheim, inaugurado en 1997, la foto inevitable que representa a una ciudad que estaba allí 700 años antes. Dicen que Bilbao buscaba un gran proyecto para mostrarle al mundo y que la Fundación Solomon Guggenheim pretendía abrir un nuevo museo y una especie de sistema de franquicias. Ambas partes se encontraron en el momento justo.
Como locación se eligió un sitio junto a la ría donde hasta entonces no había más que contenedores apilados, algo difícil de imaginar hoy. El resultado es un museo en el que la mayor obra es el edificio en sí, un conjunto de vidrio y planchas de titanio, con la solidez propia de ese material, pero con el carácter casi orgánico que le confieren las asimétricas ondas, las leves diferencias de tono y los reflejos de la luz que siempre cambian, todo en equilibrio junto a la ría del Nervión y al Puente de la Salve.




El interior no es menos impresionante, con tres altos niveles que podrían haber sido cinco. No hay dos puntos desde donde las vistas sean iguales. Nada contra los artistas que allí exponen, pero la verdad es que la visita al Guggenheim vale la pena incluso si no se contempla una sola pintura, escultura o instalación. Y eso que las laberínticas estructuras de hierro del norteamericano Richard Serra son hasta perturbadoras y que la araña gigante de Louise Bourgeois (en estos días, otro ejemplar de la serie arácnida está en la Fundación Proa, de La Boca) tiene un poder casi hipnótico; igual que el perro terrier de Jeff Koons, de unos doce metros de alto y cubierto de flores.
De Calatrava es el aeropuerto de Bilbao y también un puente similar al porteño de la Mujer, en Puerto Madero. De César Pelli se inauguró no hace mucho la torre de oficinas más alta de la ciudad, en la zona de Abandoibarra.
Pero una de las obras más interesantes en la colección bilbaína es la última criatura de Philippe Starck, la extraordinaria Alhóndiga, antiguo mercado de vinos que tiene algo que ver con la pieza de Gehry: fue la primera locación propuesta (y descartada) para el Guggenheim Bilbao.
Este edificio de 1909 fue reabierto el año último como complejo cultural, mediateca, con gimnasio y una elevada pileta pública con fondo transparente que permite ver a los nadadores desde el nivel inferior. Pero, sobre todo, como una gran plaza cubierta y de libre circulación, en la que cada columna (diseñada por el escenógrafo italiano Lorenzo Baraldi) representa un linaje artístico, distinto, desde el renacentismo hasta el pop, todo dominado por una gigantesca proyección en video del sol.
Con semejante recorrido se podría pensar que Bilbao nació ayer. Pero no, ahí está su clásica Gran Vía, la avenida comercial que conduce al casco antiguo, no sin antes pasar por mil tiendas, Corte Inglés y Zara, incluidas.
El centro viejo no es el más sorprendente de Europa, pero tiene sus pequeñas calles y tiendas todavía no invadidas por el turismo. En todo caso, de la vieja Bilbao más vale no perderse el Puente Vizcaya, inaugurado en 1893 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2006, como "una de las más destacadas obras de arquitectura del hierro de la Revolución industrial". Se trata más precisamente de un puente transbordador, en el que personas y autos cruzan la ría mediante una barquilla sostenida por cables, de Portugalete a Getxo. Además, se pueden subir 50 metros en ascensor por una de las torres y cruzar el río caminando por una pasarela superior. El que se anime, porque la altura no es para cualquiera, tendrá como premio la mejor vista posible de la ciudad.
Además están los parques y paseos junto a la ría, que en otro trabajo ejemplar se logró recuperar de aquellos años de contaminación industrial. Esos tiempos en los que, según algunos bilbaínos recuerdan, a nadie se le ocurría tender ropa afuera toda una noche, salvo que deseara encontrarla cubierta de hollín a la mañana siguiente. Desde entonces hasta esta ciudad para el premio Nobel hubo mucho más que la construcción de un museo-obra de arte.


EL ARBOL DE GUERNICA Y LA CAMPANA DE GAZTELUGATXE BILBAO.-

La capital de Vizcaya es el punto de partida lógico para dos peregrinaciones turísticas de carácter muy distinto.
En sólo 45 minutos en auto se llega, por un lado, a Guernica (o Gernika), villa que por siglos ha sido lugar de asamblea para las Juntas Generales de Vizcaya. Y es justamente en los jardines de la Casa de Juntas donde se encuentra el Roble de Guernica, símbolo del pueblo vasco (del que hay un antiguo retoño en el Centro Vasco Laurak Bat, en Buenos Aires), tanto en su más joven versión como en lo que se conserva del árbol anterior.
El pueblo es célebre también por haber sufrido un determinante bombardeo franquista en el comienzo de la Guerra Civil Española, el 26 de abril de 1937, ataque que luego inspiraría el famosísimo Guernica, de Pablo Picasso, hoy en el Museo Reina Sofía de Madrid.
La excursión, como para medio día, merece terminar con un almuerzo también histórico, en Baserri Maitea, recomendable restaurante con el doble atractivo de la mejor cocina tradicional más la posibilidad de ingresar en un auténtico caserío, que no es un conjunto de casas, sino una clásica vivienda familiar vizcaína, con sus ambientes conservados como si los siglos no hubieran pasado.
Otro paseo imperdible desde Bilbao es recorrer la costa vizcaína, que alterna generosas playas con dramáticos acantilados, como el que mira sobre la ermita de San Juan de Gaztelugatxe. La ermita se encuentra en un islote unido a la costa por un puente, al que algunos exageran un poco en llamar el Mont Saint Michel vasco.
El folklore indica subir los casi 300 escalones, tocar tres veces la campana de la ermita y pedir un deseo. Algunos refuerzan la solicitud con una ofrenda, como ropa de bebe en caso de ansiar la maternidad o una boina, para curarse la jaqueca. Es típico, además, que marineros sobrevivientes a alguna tormenta dejen exvotos, por lo que el lugar, con los años, se ha transformado en una especie de museo.
Y cada tanto también algunas parejas se casan en la ermita. Como el vasco José Félix Cano Montoya, que allí perdió su soltería junto a una argentina. "La última vez que estuve en la ermita llegué soltero y me fui casado. Siempre había querido casarme allí, pero no es fácil conseguir el lugar. Así como tampoco es sencillo acceder a la ermita. Dos tíos de mi madre, por ejemplo, no lograron subir tantas escaleras", recuerda Cano, que ahora vive en Buenos Aires y está a cargo del sector Europa de la agencia mayorista argentina Ola.

DE PINTXOS , CON TXAKOLI 


La gastronomía vasca es una de las más prestigiosas de Europa. Bilbao, como gran ciudad, es uno de los mejores lugares para comprobarlo. Y la forma de hacerlo es sumándose a uno de los deportes locales, junto con la pelota y el surf: ir de pintxos.
Los pintxos son porciones mínimas de todo tipo, como para picar. El turista desprevenido dirá ¡como una tapa!, sin equivocarse demasiado. Aunque, seguro, un vasco le respondería, severo, que son cosas totalmente distintas.
Mejor no discutir y disfrutar. Cada bar tiene su pintxo de la casa y la idea es recorrer lugares y probar diferentes preparaciones (entre 2 y 4 euros por pintxo). Las copas pueden variar, pero lo tradicional es acompañar con txakoli, vino típico de Vizcaya, popular sobre todo en su versión blanca y, a veces, con leves burbujas. Durante años producto de escasa calidad, el txakoli vive días de resurgimiento gracias al esfuerzo técnico de sus productores. Igual que Bilbao.



BOINAS GOROSTIAGA, A LA CABEZA DESDE 1857
No todo es arquitectura moderna y titanio en Bilbao. Para nada. También está el casco antiguo y peatonal, con sus calles para perderse durante horas. En una de ellas, llamada Víctor (o Viktor, según el cartel en euskera), está uno de sus negocios más tradicionales: la sombrerería Gorostiaga.
La boina es parte del identikit vasco arquetípico, aunque los bilbaínos jóvenes no necesariamente se paseen por su ciudad luciendo el tradicional sombrero. Y Gorostiaga, fundada nada menos que 1857, es la tienda más antigua del ramo en la ciudad. Aunque vende todo tipo de sombreros, la especialidad del negocio son las txapelas o boinas bien vascas, marca Elósegui, algo más nueva que la tienda: es de 1858. Los precios van desde los 19 euros, por unas boinas que son más bien de souvenir, hasta los 59 euros, por la boina premium lanzada especialmente para conmemorar los primeros 150 años de la casa Gorostiaga, en edición limitada. Entre 30 y 40 euros se puede comprar una muy buena pieza, impermeable y antipolilla. También se hacen productos a medida.
"¡Todo el mundo tiene una, aunque la mantenga guardada, para el frío o para lo que sea!", responde la encargada del local, casi ofendida ante la duda por el nivel de las ventas en el siglo XXI. Y, de paso, enumera algunos consejos prácticos para usuarios prolijos: "Lavar siempre a seco; no colgarla nunca, la boina se guarda plana, apoyada en un estante; usarla siempre con la etiqueta en exactamente la misma posición respecto de la cabeza, para que tome una buena forma".

Qué hacer
Bilbao Walking Tours. Caminatas guiadas por el casco viejo (todo el año, sábados y domingos a las 10) y por la zona de Ensanche-Abandoibarra (todo el año, sábados y domingos a las 12). Duran 90 minutos y cuestan 4,5 euros por persona.
informacion@bilbaoturismo.bilbao.net
Bilboats. Una forma diferente de recorrer la ciudad es navegar por su ría. Los de Bilboats, para 80 personas, tienen varios recorridos por 10 euros, para adultos, y 6 euros para mayores de 65 y menores de 10.
www.bilboats.com
Guggenheim Bilbao. El museo abre de martes a domingo, de 10 a 20, aunque de julio a agosto, por temporada alta, se lo puede visitar también los lunes. Para recorrerlo completo, vale la pena contar con al menos tres horas. El valor de la entrada es variable según las exposiciones en curso, pero ronda los 12 euros e incluye una audioguía.
www.guggenheim-bilbao.es

Por Daniel Flores para La Nación

miércoles, 6 de abril de 2011

Comienza una nueva edición de BAFICI...

Del miércoles 6 al domingo 17 de abril se celebrará la 13 edición del festival de cine BAFICI, que reúne a buena parte de las películas independientes locales e internacionales. Y, para ayudarte a elegir, te contamos las diez recomendadas...



Doce jornadas a pleno cine: esto es lo que propone el BAFICI 2011, encargado de acercarnos cientos de películas y documentales de todo el planeta. El BAFICI nació en 1999, y año a año se consolidó como uno de los festivales de cine más destacados del mundo, con un importante reconocimiento y un lugar de privilegio en la agenda cinematográfica internacional. En especial, como vehículo de promoción para la producción independiente, que aquí muestra los filmes más innovadores, arriesgados y comprometidos.

Para el 2011, los organizadores dispusieron diferentes salas a lo ancho y largo de la ciudad:
BAFICI al Aire Libre: Pasaje Carlos Gardel  (Pasaje Carlos Gardel 3100)
BAFICITO al Aire Libre: Plaza San Martín de Tours (Schiaffino y Posadas)
Hoyts Abasto (Av. Corrientes 3247)
Atlas Santa Fe (Av. Santa Fe 2015)
Arteplex Belgrano (Av. Cabildo 2829)
Complejo Cultural Cine Teatro 25 de Mayo (Av. Triunvirato 4444)
Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530 Piso 10º - Sala Leopoldo Lugones)
Malba Cine (Av. Figueroa Alcorta 3415)
Alianza Francesa de Buenos Aires (Av. Córdoba 946)
Cine Cosmos (Av. Corrientes 2046)
Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929).


LAS ENTRADAS
Conseguí las entradas para las distinas películas vía Tu Entrada, o bien en las dos boleterías físicas que dispuso el festival para este año:
Casa de la Cultura - Av. De Mayo 575, PB (lunes a viernes de 10 a 20 horas).
Cine Hoyts Abasto - Av. Corrientes 3247 (lunes a domingos de 10 a 20 horas).
Entrada general a $12. Estudiantes y jubilados, $10.
Por más información sobre el BAFICI 2011, listado de películas completo con lugar de proyección y horario, entrá al sitio oficial www.bafici.gov.ar.

 RECOMENDADOS
La verdad es que hay mucho para ver. Como se dice por ahí, para todos los gustos. Pero eso no quita que cada uno tenga su corazón y apuestas en algunas películas particulares. 

A Letter to Elia (EE.UU.)
Filme estadounidense donde Martin Scorsese le rinde tributo –junto al crítico Kent Jones– al cine de Elia Kazan (ídolo de Martin). La película es más una carta de amor a un viejo maestro que un documental sobre la obra de un cineasta. Porque, como ya lo había dejado en claro en A Personal Journey with Martin Scorsese Through American Movies e Il mio viaggio in Italia (primeras dos entregas de lo que podría considerarse ahora una trilogía), para Scorsese hablar de cine es hablar de su propia vida. Este filme se proyectará el jueves 7 a las 22.15; el lunes 11 de abril a las 13.45 y miércoles 13 a las 21 horas, siempre en el cine Hoyts Abasto.

A pas de loup (Francia / Bélgica)
Oliver Riger (el director) cuenta la historia que se sucede cada viernes a la tarde, cuando los padres de Cathy la acomodan en el asiento trasero del auto para llevarla a la casa familiar en el campo. Y una vez que ella tiene el cinturón de seguridad puesto, se olvidan de que existe. O por lo menos eso cree Cathy, según A pas de loup, que adopta el punto de vista de la pequeña tan decididamente como para que casi no veamos las cabezas de los adultos. Y, para demostrarlo, a la vuelta de ese fin de semana, Cathy decide no subirse al auto. Para cuando papá y mamá notan que les faltó ese pequeño detalle, ella ya está en lo profundo del bosque, en un recorrido aventurero en el que resuenan relatos clásicos como Hansel y Gretel o Las habichuelas mágicas. Mirala el sábado 9 a las 15.15; el lunes 11 a las 15.45 y el viernes 15 de abril a las 17.15, en el cine Hoyts Abasto.

Amateur (Argentina)
La difusión del formato Súper 8 hace ya varias décadas multiplicó a los cineastas a través de “géneros”: la película del casamiento, la de los chicos cantando y saltando, la de las vacaciones en la playa. Cine familiar, cine de recuerdos, cine amateur. Para algunos, el Súper 8 fue solamente la posibilidad de obtener fotografías en movimiento. Para otros, la posibilidad de hacer cine. Ése es el caso del entrerriano Jorge Mario (a quien conociéramos en Construcción de una ciudad, la película anterior de Néstor Frenkel), odontólogo de profesión y con diversas pasiones: cineasta, cinéfilo dedicado, conductor de un programa de radio, fundador de un grupo de boy scouts, practicante de tiro, filatelista y mucho más… Hoy, a los 70, y 40 años después de Winchester Martin, su western en Súper 8, Mario quiere filmar su propia remake. No se pierdan esta notable película, que se proyectará los días jueves 7 a las 20.45 y el sábado 8 a las 11.30 horas, en el cine Hoyts Abasto, y el martes 12 a las 16.45 hora en el Complejo Cultural Cine Teatro 25 de Mayo.

 Novias Madrinas

Behind the Red Motel Door (México / EE.UU.)
Una típica familia americana en un típico viaje a Disneylandia. Una parada imprevista en un motel dudoso al costado de la Ruta 66. Y, detrás de las once puertas rojas, eso que alguien –en ocasión del reciente estreno en Rotterdam– describió inmejorablemente como “crazy shit”: un combo explosivo de delincuencia, droga, sexo y hasta ejercicio ilegal de la odontología. Para hacer su peculiar homenaje a La soga de Hitchcock (de hecho, iba a llamarse “Jabón en una soga”), TWF Ike registró a sus 38 actores durante apenas dos jornadas de grabación, sacando el máximo partido a la flexibilidad y eficiencia de las nuevas cámaras digitales, ubicadas casi literalmente en cada rincón de las habitaciones. Behind the Red Motel Door podrás verla el viernes 8 a las 19.15 en el Complejo Cultural Cine Teatro 25 de Mayo, el jueves 14 a las 15.30 en el cine Hoyts Abasto o el sábado 16 de abril a las 15.15 en el Arteplex Belgrano.

Hell Roaring Creek (EE.UU.)
Los largos trenes que en RR de James Benning transportaban mercancías de un lado a otro de Estados Unidos, metáforas de un capitalismo pesado basado en el consumo sin límites, encuentran un breve contraplano (o complemento) en esta única toma de uno de los realizadores de Sweetgrass. Ovejas, ovejas y más ovejas que cruzan, en un negro amanecer, un riachuelo de montaña. Ejercicio de contemplación casi extático, Hell Roaring Creek es la última huella de ese mundo que perece arrollado por aquellos trenes globalizados que transportan toneladas de coches de usar y tirar. Mirala el viernes 8 a las 15.15 y el lunes 11 a las 14.15 horas en el cine Hoyts Abasto o el miércoles 13 a las 17.45 en el Malba Cine.

She Monkeys (Suecia)
She Monkeys juega con las reglas que rodean la conducta humana. Me interesa explorar las contradicciones de la sociedad permitiendo a mujeres jóvenes llevar a cabo acciones brutales. Mostrar estos temas tabú en contraste con lo inocente y lo que parece ingenuo. El foco de la historia es el juego de poder entre dos adolescentes y el mundo que las rodea. Están en constante competencia. Van y vienen, controlando y controladas. Me interesa retratar la duplicidad y la incertidumbre. Representar a la gente como individuos, pero también como parte de una estructura mucho mayor”, así define Lisa Aschan, la directora, su película. Se proyecta el jueves 7 a las 20.45 en el Atlas Santa Fe o el viernes 8 a las 15.30 y el domingo 10 a las 13.45 horas, ambas en el Hoyts Abasto.
 Mercado de Futuros

The black power mixtapes (Suecia)
Mientras buscaba imágenes de archivo para su reciente documental sobre Billy Paul, el cineasta Göran Hugo Olsson encontró en los sótanos de la televisión sueca un verdadero tesoro: montones de latas con reportajes de la época -filmados en 16 mm- sobre la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Suecia cubrió los hechos con especial interés y simpatía por la causa (la corona escandinava hizo donaciones a la campaña de Martin Luther King) y sus corresponsales no sólo hablaron con los dirigentes más radicales sino que también registraron, con la ingenuidad del extranjero, la vida cotidiana en el ghetto. Olsson expone todo en forma cronológica: un collage de imágenes prácticamente inéditas por donde desfilan Stokely Carmichael, Eldridge Cleaver, Angela Davis, Huey P. Newton y un largo etcétera. Algunos sobrevivientes de la época, como Harry Belafonte, aportan comentarios retrospectivos, y también lo hacen exponentes de la cultura afroamericana actual como Erykah Badu o Questlove, autor de la música del film. Ya solo por la banda original, este film es más que recomendable, pero también lo es por el gran material histórico. Jueves 7 a las 11.45 en el Complejo Cultural Cine Teatro 25 de Mayo; lunes 11 a las 18.30 horas en el Arteplex Belgrano, domingo 17 de abril a las 13.15 horas en el Hoyts Abasto.

The future is now! (Canada)
La nueva película de Gary Burns y Jim Brown es una actualización del film francés La vie commence demain, de Nicole Védrès con Jean-Pierre Aumont, Le Corbusier, André Gide, André S. Labarthe, Pablo Picasso y Jean-Paul Sartre. Como esa película de 1949, The future is now! nos presenta a un “hombre del presente” que desconfía o desprecia diversos aspectos del presente: artes, ciencias, organización de la sociedad. En las dos películas se pone a dos actores a interactuar con los entrevistados, artistas y científicos reales. En la película de Burns y Brown, hay una “mujer del futuro” que hace viajar al protagonista (un señor, más que ácido, astringente) por diversos países, para que pueda comprender mejor el mundo en el que vive. The future is now!, algo así como una amable y civilizada película socrática, busca con determinación y lúcido optimismo entender algunas zonas insoslayables de la sociedad occidental actual. Se proyecta el martes 12 a las 23 horas y el sábado 16 a las 11.45 horas, ambas en el Hoyts Abasto. Además, el jueves 14 a las 19.30 horas en el Complejo Cultural Cine Teatro 25 de Mayo.

Welcome to Rae town (España / Jamaica) - Miquel Galofré
Prólogo a Hit me with music, Welcome to Rae town sigue el trayecto de un hombre que monta un sound system en su auto y se dirige a una fiesta imposible en medio de la Jamaica más embriagadora. Una ficción sobre una tendencia musical que comenzó a mediados del siglo pasado en la Isla de Jamaica y hoy es realidad en las principales ciudades del mundo, incluso Buenos Aires. Se proyecta el jueves 7 a las 20.15 en el Hoyts Abasto, el sábado 9 a las 15.15 en el Arteplex Belgrano y el miércoles 13 a las 22 horas en el Complejo Cultural Cine Teatro 25 de Mayo.

¿Qué sois ahora?, un documental sobre Pequeña Orquesta Reincidentes (Argentina)
En la escena musical argentina de las últimas dos décadas, Pequeña Orquesta Reincidentes (hasta el 2000 Reincidentes a secas) representó una fuerza de notable originalidad artística. Con instrumentos atípicos como tubas o mandolinas, conectaron varias tradiciones musicales -tango, folklore centroeuropeo, tonadas francesas- con el pulso visceral, denso y nocturno de rockeros como Nick Cave. Grabaron discos memorables como Miguita de pan y ¿Qué sois ahora?; dieron shows aun más memorables. Y un día, desaparecieron sin ruido. Intrigados por el silencio, Goldgrob y Galuppo (los directores del documental) comienzan por un lacónico e-mail de mayo de 2008 en el que la banda anunciaba “amigos, tenemos que contarles que POR no existe más” para rebelarse contra el ninguneo y la desmemoria habituales del rock local. Y, lejos de las convenciones, fabrican un relato polifónico, con diferentes texturas visuales, que elude las cabezas parlantes (sólo al final hablan los ex POR) para conservar lo esencial: las imágenes de los años felices, las canciones, las voces de aquellos que no olvidan, porque todavía llevan a los Reincidentes en su corazón. Ideal para ver y para escuchar el jueves 13 a las 20.30; el viernes 15 a las 22.45 y el sábado 16 a las 14 horas, siempre en el cine Hoyts Abasto.


Torrente 4: Lethal Crisis (España)
Como yapa y avant première para el público argento, el lunes 11 de abril a las 18 horas se proyectará en el Hoyts Abasto la última entrega de la saga de Torrente 4: Lethal Crisis (España), dirigida y protagonizada por Santiago Segura. Ya faltan pocos días para el estreno mundial y hay que manejarse con trascendidos. Veamos: a Torrente ya lo conocen, y si no es así, pues no lo merecen. Sabemos que esta cuarta entrega será proyectada en 3D (en la web hay un hermoso teaser con esa tecnología). Que Torrente tiene un nuevo ayudante, Julito (el mediático Kiko Rivera). Que en un momento va a la cárcel y para zafar organiza un partido de fútbol entre funcionarios y presos, emulando uno de sus films favoritos, Escape a la victoria (sí, aquel de Huston con Ardiles). Que en ese partido aparecen varios futbolistas ibéricos invitados… y ya se sabe el ego de estos campeones. Este es un adelanto al estreno en nuestro país y, a su vez, un lujo que el BAFICI quiere darse. Si te copa la saga de Torrente, corré a sacar tu entrada.

Fuente: Glam Out

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