lunes, 21 de marzo de 2011

Redescubrir América...

Historias de viajeros que se animaron a la ruta y recorrieron más de 30.000 kilómetros, de punta a punta del continente americano, en camionetas ultraequipadas o en un Citroën del 70, casi como conquistadores de tierras desconocidas


Redescubrir América


Desde Boston con Maribel
A fines de 2008, Sebastián Guirao comenzó a planificar la aventura que finalmente se concretó junto a otros cuatro amigos, en marzo de 2010. Partieron de Boston, donde los esperaba Nicolás, con la Chrysler Caravan que los acompañó durante 35.000 kilómetros y poco más de cinco meses de travesía. Sebastián, Rafael, José, Pablo y Nicolás iniciaron el viaje a bordo de Maribel, tal como bautizaron a la camioneta. "Llegamos de Boston a la Argentina preguntando", rememora Sebastián, en alusión a que decidieron no planificar las rutas y despojarse del GPS al dejar Estados Unidos para poder relacionarse con la gente a medida que avanzaban. La meta del viaje se convirtió en encontrar las mejores playas para hacer surf, así que cargaron las tablas y descubrieron las mecas de este deporte bordeando la costa del Pacífico. Entre otras historias, surgen las tres noches en velero para llegar de Panamá a Cartagena, mientras la camioneta cruzaba en un ferry. Finalmente Maribel encontró nuevos dueños en un hogar de ancianos en Bolivia, donde los chicos donaron el vehículo y siguieron viaje hasta Lincoln, desde el norte argentino, en el auto de uno de sus padres.


A San Francisco, por la costa
"Algunos problemas de salud en el camino nos hicieron dar cuenta de que la vida es una y hay que vivirla de otra manera", cuenta Jorge Giorgi, que con Hebe Games, su esposa desde hace casi cuarenta años, iniciaron en 2008 un viaje de seis meses uniendo Mar del Plata con San Francisco, Estados Unidos. Tenían 61 y 59 años, una camioneta Chevrolet S10 y mucho entusiasmo por recorrer los 30.000 kilómetros de ruta hasta la meta ansiada. La particularidad del viaje estaba en hacerlo por la costa atlántica para recorrer las playas de Brasil antes de aventurarse por América Central. Por eso, entre las anécdotas está una navegación por el Amazonas durante seis días, con la camioneta a bordo. Nombrados como embajadores de Mar del Plata, partieron equipados con folletería y monedas argentinas, para repartir a los amigos que hacían durante el viaje. Para que la travesía fuera un disfrute constante, no manejaban más de cinco horas diarias y contaban con la ayuda de los mapas ruteros y las guías Lonely Planet. La cábala de descorchar un champagne al traspasar cada frontera no falló: 30.000 kilómetros y seis meses después arribaron a San Francisco.


Ligeros de equipaje
Facundo y M. Dolores Laiz Navarro tenían un sueño que para muchos podía sonar a utopía, casi un delirio romántico en el que sólo ellos tenían fe. Después de 73.227 km, 1053 días y 17 países recorridos en un Citroën 3CV de 1970, que unió la Mar del Plata natal de este joven matrimonio con Ushuaia y de allí Alaska, con miles de escalas e historias? Facu y Loli demostraron con su travesía mucho más que algo que parecía una imposibilidad técnica. La nave, como le llaman, y sus fieles tripulantes son la viva prueba de que cualquier sueño es posible si uno se entrega al viaje. "Como todo el mundo, buscamos respuestas. Elegimos hacer nuestra búsqueda en lo incierto del camino", explica Facundo, un ingeniero con pluma de poeta. Así fue como un 27 de diciembre de 2007 salieron sin rumbo cierto, pero con el corazón ávido de historias por vivir. Con poco equipaje y un presupuesto mínimo, sostenido con la venta de artesanías, más la mano amiga de todos los que fueron testigos del paso de estos aventureros, un día Facu, Loli y el Citro llegaron a Alaska. Hoy, pocos meses después de concluido el gran viaje, el autito los sigue transportando por Mar del Plata, como si fuera uno más, pero con la historia en las ruedas de haber cruzado ríos, subido montañas, volcanes, y oficiado de compañero de incontables caminos y anécdotas.
www.americaencitro.blogspot.com



Un largo regreso a casa
Máximo Díaz y Romina Polnoroff habían vivido en Nueva York durante casi una década. En 2008 nació Joaquín y con él las ganas de verlo crecer con la familia completa, en la Argentina. Pero el regreso se vio atenuado por una aventura que los sedujo por completo: cambiar las once horas de avión por un año en la ruta con su camioneta como único transporte y un itinerario sin prisas. "Queríamos planear todo lo que venía por delante, pero es ridículo, todo va cambiando en el camino", explica Max, al tiempo que admite que no fue fácil embarcarse en una travesía tan larga con un bebe de un año y medio, pero la fantasía de un viaje por tierra siempre estuvo y la historia de la familia Zapp (ver cuadro) los ayudó a decidirse. Parte de la aventura fue dormir en casas de familia, que ofrecen voluntariamente hospedaje a través de las redes CouchSurfing (www.couchsurfing.org) y Servas (www.argentina.servas.org), lo que les permitió conocer la cultura de cada lugar, desde adentro. Según las palabras de sus papás, que aseguran conocer todas las plazas de NY a Buenos Aires, Joaquín era el amuleto: muchos grandes amigos del viaje surgieron a través de él. "La clave fue respetar los horarios de Joaco, todo giraba en torno a sus tiempos", cierra Romina, orgullosa del sueño hecho realidad.
www.nytoba.com



Una obra de ingeniería
Sin duda, las profesiones de Walter Pagani, ingeniero, y Marcelo Adaro, piloto y abogado, sumadas a una pasión por las travesías en camioneta, dieron como resultado un viaje que fue casi un rally: 72 días y 33.100 kilómetros para unir Buenos Aires con Alaska a bordo de una Toyota Land Cruiser. Un año de minuciosa planificación fue fundamental: cada día los encontraba desde temprano en la ruta, siguiendo el camino que previamente habían marcado en los mapas y confirmado con el GPS, compañero infaltable. Después de un itinerario que atravesó América Central, gran parte de Estados Unidos y Canadá, el día 49 arribaron al objetivo del viaje: el último punto por tierra en el continente, conocido como Deadhorse, en Alaska. Después del hito, la vuelta a Buenos Aires fue en avión y la camioneta navegó desde San Francisco hasta Valparaíso, Chile. Allí la dupla fue a buscarla para dar por concluida la travesía, no sin antes ponerle nombre a la próxima aventura: Rusia-Mongolia.
www.hastaalaskaentoyota.com.ar


Los Zapp, familia rodante
El 25 de enero de 2000 empezó el viaje de los Zapp. Claro que en ese entonces eran sólo Herman, Candela y un glorioso Graham Paige de 1928 que amenazaba con dejarlos a pie en los primeros kilómetros del viaje con el que planeaban unir Ushuaia con Alaska. No sólo llegaron al destino propuesto -cuatro años después-, sino que en el camino nació Pampa, el primer hijo del matrimonio, y una forma de vida a bordo del Macondo Cambalache, como apodan al Graham. Le siguió la ruta La Quiaca-Ushuaia, otra vuelta por Estados Unidos y Canadá, luego Australia y Nueva Zelanda, y en la ruta, la llegada de Tehue, Paloma y Wallaby, los otros tres hijos que completan la familia. El largo camino recorrido también dio origen a un libro, Atrapa tu sueño, inspirador y referente de todos los viajeros de alma, y que ya va por su octava edición. Las aventuras de los Zapp pueden seguirse a través de su Web, www.argentinaalaska.com. Por estos días se encuentran en Filipinas, intentando llegar a Malasia. Según palabras de Herman, el único requisito para embarcarse en un viaje como éste es "querer vivir la vida. Porque la vida es una aventura, quien no se aventura... se la pierde".


TIPS INDISPENSABLES

  • Documentación personal: Es fundamental tener el pasaporte al día, la visa para entrar a Estados Unidos, y el registro internacional, que puede tramitarse en ACA, Libertador 1850, por $ 100. Tenga fotocopias de todo, suelen pedirlas en las fronteras.

  • Documentación del vehículo: título original del auto y tarjeta verde. El seguro generalmente se adquiere en las fronteras y algunos son válidos en países limítrofes.

  • Para salir a la ruta: en ciertos destinos es obligación llevar matafuegos, triángulo de emergencia y kit de primeros auxilios. Es ideal equiparse con mapas ruteros, guías y GPS.

  • Embarcar el auto: esto será inevitable y el viajero debe prepararse para trámites caros y engorrosos, aunque no imposibles. El llamado tapón de Darien, que une Panamá con Colombia, obliga a cruzar el auto en barco, y el valor puede ascender a US$ 1500 más la tarea de un gestor. Una empresa naviera que ofrece buenos servicios es www.seaboardmarine.com . Para embarcar el auto desde Estados Unidos hasta Chile, www.seashipping.com , es una buena opción y el costo estimativo es de US$ 4500.

  • Dinero: tarjetas de crédito y débito son lo más recomendado; lleve poco efectivo. Los cheques de viajero son difíciles de cambiar en varios destinos de América.

  • Salud: es importante consultar con tiempo para hacerse análisis y constatar qué vacunas serán necesarias, según las recomendaciones de cada destino. También, los antecedentes del paciente. El Hospital Italiano cuenta con un sector de Medicina al Viajero y un correo de consulta las 24 horas: medicina.viajeros@hospitalitaliano.org.ar
Por Daniela Dini Para LA NACION, marzo de 2011.-

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