lunes, 9 de noviembre de 2009

Lugares con encanto...Villa La Angostura.





Distinción y alta cocina en un entorno privilegiado. La Ruta de los Siete Lagos, el descanso y las sesiones de spa.


En el mismo momento en que la sensación térmica trepaba a los 37,2° en el asfalto de Buenos Aires, en Villa La Angostura, al sur de Neuquén, caminábamos con campera y botas rumbo al lago Espejo. A veces con lluvia, a veces con sol; siempre con frío. Es que los 1.600 kilómetros que separan a ambas ciudades se sienten en muchos sentidos, empezando por el climático. El segundo gran impacto es visual: un lago cristalino tras otro con altos coihues cerca de la ruta y el horizonte recortado por montañas con sus picos aún nevados. Hasta que se descubre qué es aquello "que nos hace ruido". El silencio. El silencio absoluto.

La forma más rápida de llegar hasta este rincón natural es en avión hasta Bariloche, para luego recorrer una hora en coche disfrutando de los sublimes matices de la Patagonia, que tiene en cada curva una postal diferente.




Al cruzar el río Limay, se deja atrás la provincia de Río Negro y se pisa suelo neuquino, siempre bordeando el enorme, fantástico, hipnótico, lago Nahuel Huapi. Parece que saliera humo de la vegetación, pero no; son nubes bajas que se filtran entre las lengas.

Precisamente, el Nahuel Huapi -que forma parte del Parque Nacional homónimo- es la estrella de esta aldea de montaña y de la hostería El Faro Patagonia, que tiene la privilegiada particularidad de encontrarse en la orilla del lago con acceso a la playa, y de contar con enormes ventanales en todos sus ambientes con vista directa al lago y las montañas. Es por eso que sus 12 habitaciones y 3 suites -la más chica tiene 30 m2- carecen de cuadros: la mirada sólo se dirige hacia el Nahuel Huapi. Inevitablemente.



El verano, la pesca y los paseos



Con 15 mil habitantes, Villa La Angostura vive de la actividad turística y su gran cúspide es la temporada de verano. Aunque con el Cerro Bayo, centro boutique de esquí, el invierno fue creciendo en cantidad de visitantes en los últimos años. En su ladera, y en toda época, son imperdibles los 200 metros de trekking al mirador de la cascada del Río Bonito.

Pero antes del verano comienza la pesca deportiva, un imán para fanáticos de todo el mundo que eligen las modalidades spinning, trolling o fly casting para sacar truchas arco iris, marrón, fontinalis y perca.

Uno de los sitios preferidos por todos es el Correntoso, famoso por ser considerado "el río más corto del mundo", con sus 300 metros de extensión. Sus aguas veloces logran unir el lago Nahuel Huapi con el lago Correntoso que, como es habitual es esta zona, tiene playas de arena volcánica. Es decir, de color oscuro. A pocos km, bajamos al balneario del lago Espejo, esta vez gris y no azul por falta de sol, y con oleaje hacia la costa por exceso de viento.

Entre las aves que habitan en la zona se destacan los cauquenes, los pájaros carpinteros y los cóndores, que se dejan ver con facilidad. En cambio, es necesario adentrarse en el follaje para encontrar ciervos colorados, jabalíes, huemules, pumas y monitos del monte, un curioso marsupial.

En el verano -más específicamente, entre noviembre y abril-, se realizan salidas en canoas y kayak, mountain bike por senderos de montaña (los más aventureros pueden optar por travesías de varios días) y ascenciones a montañas de la Patagonia Norte, como el imponente volcán Lanín.

Las largas cabalgatas y travesías de montaña también requieren de mayor destreza física. En cambio, las excursiones tradicionales son aptas para todo público: la Ruta de los Siete Lagos hasta San Martín de los Andes, Villa Traful, Isla Victoria, Bosque de Arrayanes y el Circuito Chico de Bariloche son algunas de las más solicitadas.

Luego de atravesar el pintoresco centro comercial de Villa La Angostura, con sus tiendas y carteles de madera y un sorprendente Centro de Congresos y Convenciones, llegamos al casco histórico (la Villa fue fundada en 1932), junto al puerto.

De allí parte el catamarán que navegará el Nahuel Huapi durante una hora, regalando postales de las bahías Mansa, Brava, Las Balsas, Cumelén y Manzano. En la Península de Quetrihué se sitúa el Parque Nacional Arrayanes, con un arrayanal único en el mundo que toma forma boscosa de color canela.

La caminata culmina en la llamada "Casita de Bambi", donde sirven chocolate caliente.



Tarde de té y spa



Cuando cae la tarde, llegamos a Tématyco, un bar de infusiones, almacén de té y panadería boutique. Entre delicias saladas y dulces probamos blends con base de té negro, rojo y verde. Por caso, "Mar de amores" lleva frutas tropicales, vainilla, mosqueta, bleu y rosas; y la torta "exótica", berenjenas y chocolate blanco.

Volvemos a El Faro Patagonia, a 2 km del centro, con un lobby circular, hogar a leña, wi fi en todos los ambientes, business center y mirador panorámico en la torre. Llega la hora de mimarse en el Spa & Health Club Las Vertientes. Masajes y terapias faciales y corporales se suman al gran hidromasaje, sauna seco y minigym. Entonces es momento de probar el jacuzzi de la habitación, también de cara al Nahuel Huapi. Y si esa experiencia no resulta perfecta, lo simula a la perfección.
Nota publicada en Clarín, domingo 8 de noviembre de 2009.

1 comentario:

Monica dijo...

Hay algun lugar asi con este tipo de paisajes en mexico?? Porque ahora estoy en uno de los hoteles baratos en guadalajara con mi marido, y seria muy romantico visitar algun lugar asi!!

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